Orfanato Weddington. Año 2000
Tenía miedo.
Oía a lo lejos como le llamaban, pero sabía que si regresaba, su destino sería la muerte. Él no hizo nada, no quería que a Tom le pasara eso. Y como Teresa la madre de Tom se enterara de lo ocurrido, les haría sufrir hasta que el último diera su último aliento.Cerró los ojos imaginando que era una pesadilla. Pero el dolor que sentía en sus rodillas magulladas y el frío que se impregnaba en cada poro de su piel no le ayudó en absoluto.
-¡Maldito! ¡Alex!¡Haz el favor de venir aquí! ¡¿Cómo has podido?! ¡Mi hijo! -no quería regresar, no se iba a rendir. Sentía el cansancio de tanto correr y cuando creyó observar un punto de libertad, tropezó con una piedra incrustada en el robusto suelo. El impacto le hizo gemir lastimosamente. Se tocó el labio al notar un sabor metálico en la boca y asustado se sentó mientras flexionaba sus rodillas y escondía su pequeño cuerpo entre ellas. No pasaron ni cinco segundos, cuando alguien le agarró del cabello bruscamente tirándolo hacia atrás.
-Yo no he si-notó un escozor en la mejilla. La linterna le cegaba la vista, y por mucho que intentara mirar a aquella sombra, le impedía ver hacia donde le llevaba. Se sintió tan vulnerable, tan poco querido, que cuando le cogió del cuello tirándole de su camiseta preferida ni siquiera levantó la vista.
-Vas a pagar la muerte de Tom. ¡Los niños lo han confesado bastardo! ¡Y nadie te ayudará! -el terror que percibió aquella mujer en la mirada inocente de aquel niño la gustó.
-No fui yo Señora Teresa. No fui yo. Lo juro, lo juro. Lo juro, por favor. -le empujó brutalmente al suelo y su vista se enfocó en aquel lugar. El jardín del orfanato. Aquel sitio donde tan buenos recuerdos tenía. La mirada del niño recorrió todo el lugar hasta que les vió a ellos. Sus amigos.
-¡Vais a ver que sucede con vuestro amiguito! ¡Vais a ver, y espero que nunca digáis lo que ha ocurrido aquí! ¡O si no, acabaréis como él! -le ordenó que se pusiera de rodillas, frente a todos ellos. No podía apartar la mirada de uno de ellos. Josh, su hermano pequeño no tendría que ver esto.
-¡Yo no fui! ¡No fui! ¡Tienes que creerme! ¡Debes creerme! -las lágrimas se deslizaron amargamente por sus mejillas. Josh trató de acercarse, pero la señora Teresa no le dejó
-¡Mil perdones! ¡Mil Perdones tendrás que decir por haberle matado! -y en ese momento supo que nadie podía ayudarles.
-Yo no fui Teresa, yo no fui -susurró
-¿Sabes que va a ocurrir? -le levantó la barbilla y le observó con aspereza para que mirara hacia allí. El pozo.
-¡Michael! ¡Phill! ¡Harry! ¡Daniel! ¡Ayudadme! -en un instante el cielo despejado fue cubierto por una neblina negra, y comenzó a llover.
-¡Doña Teresa! ¡No le haga nada por favor! ¡Por favor no le haga daño! ¡Él no hizo nada! -Phill fue el primero en hablar, y sonrió al observar cómo se enfrentaban a ella. Ese pensamiento duró tan solo un instante ya que Teresa se acercó a Phill y agarrándole con furia del cabello, le tiró al suelo. Le golpeó tantas veces en la pierna derecha, que dudó de si estaba consciente.
Michael aprovechó eso, para llegar hasta él y ayudarle a levantarle. Supo que el abrazo que le dió sería el último.
-¿Qué hago Alex? Tengo miedo -le susurró al oído. Observó con pánico dónde se encontraba Teresa. Seguía en el mismo sitio que antes, pero esta vez había dejado de dar golpes a Phill.
-No le contéis la verdad. Fue Tom quien decidió hacer eso y alejarse de su madre por como era. Tienes que prometerme que cuidarás de todos. En especial a Josh. Por fa... -Doña Teresa le separó de él y Michael trató de quitarle la cachaba que siempre llevaba junto a ella.
-¡No le toque! ¡No le toque por favor! -Michael lloraba de la impotencia y trató de volver hacia él pero fue en vano.
-Déjales por favor, Teresa. Te suplico que les dejes.
-¡No! ¡Alex! ¡No!
-¡Lo mataste! -decidió levantarse. Juró que intento escapar pero no pudo hacer nada. Le llevó con brusquedad hasta estar frente al pozo. Observó a todos ellos. Miró a su hermano, y rezó a Dios para que fuera feliz en el futuro. Antes de ser empujado hacia el vacío, sonrío a Josh, y cuando cayó, el agua le impidió volver a respirar.
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Mil Perdones
RomanceSarah con tan solo veintidós años ha tenido que salir adelante tras la muerte de sus padres en un accidente de tráfico. Necesita dinero para poder vivir, pero con el sueldo que tiene como camarera en un bar poco agradable no le da ni para ella ni pa...