(10° Memoria) El tercer "dios"

24 3 0
                                    

-¿Cuántos años han pasado ya?

Se cuestionaba un hombre mientras miraba al cielo, en aquel desierto lugar para luego caer desfallecido, mirando la arena moverse por aquel abrazador viento producto del constante sol.

-¡Oye humano! ¿Quieres morir aquí?

Aquella ilusión parecía tan real que decidí extender mi mano a la mujer delante mio, sus ojos y vestimenta eran oscuros como la noche, su piel era tan blanca como la nieve.

-¡Ah! Aun tiene algo de fuerza, bien eso me alegra un poco, pero ¿Viniste aquí por la convocatoria de los ancianos? 

Me detuve un momento, a pensarlo pero parecía que no podía recordar del todo, con mi otra mano cubrí mi rostro e intente pensar

-Quiero...volverme un dios, me necesitan...

-¿Quienes? 

Irrumpió de la nada, como si se burlara de mi, me levante como pude y me pare delante de ella, desde mi altura parecía indefensa pero la sonrisa en su rostro me decía que no lo era.

-Mi familia...

-¿Familia? Ah, tu pequeño círculo social, bien por eso has venido en una pequeña y minúscula parte de ti y la otra ¿Porque te ha traído hasta aquí?

-Poder...Quiero....poder....

-En eso si te puedo ayudar, ¿Te parece si hacemos un trato? Yo te doy el máximo poder que tu puedes tener, pero a cambio seras total y absolutamente mio

Aquellos ojos negros, se fijaron demasiado en mi, es verdad que yo quería volver a darle algo mas a mi familia pero lejos de eso, extrañaba ser un noble como antes, tome su mano sin dudar y ella únicamente sonrió, al instante unas grandes alas de mariposa se extendieron de su espalda, dentro de su mirada podía ver mi figura mientras ella me apuñalaba lentamente.

-Ah, te había extrañado...tanto amado mio...

Pude sentir la sangre saliendo de mi boca y en lo único que podía pensar, por un instante era en mi pequeña Aurora.

-Bienvenido Leonard...

Al despertar me encontraba en un coliseo, del cielo bajaron cuatro naves brillantes y sobre ellas yacían hombres con batas blancas y en medio de todos se encontraba ella, ¿Aquella mujer me había traído hasta ahí a causa de mi deseo? Intente pensarlo pero ella clavo su mirada y esa sonrisa en mi, decidí bajar la mirada y al ver levemente mi mano, note aquella marca, un fénix había sido marcado dentro de mi cuerpo, fue entonces que decidí poner atención a lo que ellos decían, pues si no estaba mal, esa marca seria el principio de algo tétrico. 

-Ustedes las siete razas han estado en búsqueda de un líder, alguien a quien ustedes puedan dirigirse para hablar con otros, una persona que lo guié por el camino del bien, hoy entre ustedes los 1000 candidatos presentes, se elegirá uno, como dicta la sagrada escritura, uno de ustedes se convertirá en el nuevo dios.

Todas las personas ahí se voltearon a ver los unos a los otros, pero yo solo podía ver aquellos ademanes que los hombres hacían al referirse a dios, todos en el mundo sabían que "Dios" era la referencia para un mago excesivamente poderoso.

-Caballeros, ha llegado la hora, pueden tomar sus armas y luchar contra las señoritas que saldrán de aquella puerta dorada, felicidades ustedes serán recordados por siempre como los guerreros que buscaron a dios en este lugar.

Dos niñas pequeñas salieron de aquella puerta ubicada en la izquierda del coliseo, por la altura apenas pasaban de los 12 años, ambas tomadas de las manos, miraron a todos los presentes, para después extender sus brazos y tomar una hoz así como una espada, la sangre comenzó a llover entonces, varias razas comenzaron a juntarse para luchar, dejándome de lado completamente, el único humano con una "posible" ambición ahí.

Las memorias perdidasWhere stories live. Discover now