Prologo

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Callo, y callo, y callo, esperando en algún momento tocar fondo.

Había sido exiliada de su hogar, lo que significaba; saltar por el abismo del pecado. Sus alas le habían sido arrebatadas al igual que su signo celestial.

Todo a su alrededor era negro y al mirar abajo vio un pequeño punto blanco, luz. Lo que significaba un final.

Sentía su cabellera rubia ondear por la corriente, su vestidos blanco se elevaba por encima de su cadera y tenía que bajarlo como podía con sus manos.

Mientras bajaba por el túnel que parecía infinito, lloraba, se lamentaba por todos los pecados, esos que la habían llevado a esa situación. Pensaba si ese camino que estaba tomando tendría realmente un fin y que haría al llegar a él.

Sus cristalizados ojos azules veían crecer poco a poco el hueco de luz. Empezó a sentir algo en su interior, unos brazaletes plateados aparecieron en sus muñeca, se quedo admirándolos unos segundos. En ellos había inscrito 'WG'. Comenzó a alterarse e intento quitárselos con toda su fuerza sin tener éxito.

No sabía el por qué de aquellos accesorios, ni su significado.

Sintió su cuerpo más pesado de lo normal y dirigió su vista a su liviano y elegante vestido que había sido reemplazado por un top rojo ajustado que le llegaba encima del ombligo con una chaqueta de cuero. Además traía unos jeans de pitillo negros y unos botines del mismo color.

Se sintió sucia usando esas ropas tan vulgares y con esos colores, los colores de Satán.

Abrazo sus rodillas como pudo y siguió llorando.

El tiempo pasó y sintió que el ambiente se hacía más claro, levanto lentamente la cabeza para ver un gran agujero del cual salía la luz. Observo el gran cielo azul junto a un mar de nubes blancas como el algodón, junto a ella se encontraba el sol alumbrando todo.

La caída se fue haciendo más rápida y fuerte, el miedo se apodero de sus pensamientos.

Al pasar las nubes pudo contemplar abundantes parques, altos edificios, calles plagadas de autos y personas caminando. Frente a ella yacía una ocupada ciudad. Empezó a sentirse impaciente por tocar el piso. Cuando faltaban unos cuantos metros para el final de su viaje se dio cuenta de que nadie la veía, en este punto la desesperación era absoluta. Intento pensar en que haría en el mundo de los humanos, pensó que sería fácil pues su trabajo era observarlos desde las alturas y rezar por su seguridad.

Lo que ella no sabía era que realmente la vida enel entre-mundo era más complicada de lo que parecía, mucho más.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora