Dos almas opuestas pero perfectas para unirse en cualquier superficie, ahí no existían diferencias.
Nunca imaginé que terminaría perdiendo la cabeza por aquel idiota , aquel tipo de persona que no me convenía, que no llegaba a mi estatus, o eso me d...
Aquellas manos se aferraban a mi cintura como si quisieran hacerla más pequeña de lo que ya era, esa posesividad me encantaba. Al sentir como mi interior se oprimía bajo el poder del cuerpo contrario emití el primer vergonzoso gemido. Su respiración pausada al lado de mi oreja izquierda estaba provocando que la mía se acelerase. ¡¿Cómo podía este chico estar tan tranquilo?! "Tranquilizate" Me dijo casi como una orden en aquel tono burlón que siempre utilizaba. ¿Tranquilizarme? Debía estar de broma, quería que sus labios que estaban torturándome más abajo del ombligo me hiciesen gritar la nota más alta. 1, 2 , 3...... Gemí agarrando las sábanas y fue el momento en el que abrí los ojos, la persiana que me había olvidado bajar la noche anterior fue víctima de mi odio, pero recordé que había soñado y miré donde estaba. Mierda. Que patético, había soñado cosas tan vulgares con el estúpido que me molestaba en los pasillos, y lo peor de todo es que otra vez había mojado mi ropa interior, sí, digo otra vez porque no era la primera vez que se aparecía en mis jodidos sueños.
Guardé los apuntes, libros y demás en la mochila, porque yo estaba bien centrado en mi futuro, debía ser un buen empresario digno para seguir lo que había estado creando mi familia por años. Tener una buena mujer y descendientes que ocupasen mi lugar después, ya sabes, ese tipo de cosas, lo correcto.
Corrí a darme un remojón para quitarme la suciedad y con ello que se fuera mi sueño, digo, pesadilla por el desagüe de la ducha. No tenía tiempo que perder, mi cuidado pelo lo recogí en una cola, me vestí rápido con mi típica camisa blanca bien planchada y abotonada hasta arriba, ah y tirantes, nunca me faltaban. Listo. Me dispuse a salir camino a la universidad. Veinte minutos más tarde bajé del taxi, no solía usar el transporte público, demasiada gente, gérmenes y personas raras.
Al cruzar la puerta de entrada ahí estaba el estúpido de pelo oscuro con su camiseta básica blanca llena de arrugas, chaqueta negra mal colocada, aquel vaquero roto, aros en cada oreja y zapatillas sucias o desgastadas, juraría que ni se peinó, ahí estaba en posición despreocupada apoyado en la pared junto a sus amigos los deshechos. ¿Cómo podían traer locas a las crías de la facultad? Ugh. Me puse nervioso por un momento cuando me dedicó una ladina sonrisa haciéndome recordar el sueño de esta noche, rápidamente volví a mis sentidos respondiéndole con una mueca y seguí mi camino al aula. ¿Por qué siempre buscaba mi mirada o me saludaba? No me conoce, ni lo conozco, ni quiero hacerlo.
Pov. Minhyuk Perdí el hilo de la conversación que estaba teniendo con mis amigos cuando vi a esa persona aparecer por la entrada del edificio. Ahí estaba ese niño menor que yo, ¿Jeonghan? O así me habían dicho. Me daba pena, siempre estaba solo y mirándome por encima del hombro, podía saber perfectamente que le parecía un bicho asqueroso, pero era gracioso como con tan solo sonreírle podía hacerle tambalearse en sus propias reglas, así fue como cogí afición a molestar su vida controlada y perfecta sin necesidad de acercarme, por ahora.
- Minhyuk , ¿A qué hora vas a aparecerte en la fiesta de esta noche? -Wonho. -Ni se te ocurra escaquearte o te parto las piernas, te tocaba pagar todo el alcohol. -Dijo pateándome Jooheon. -Sí, si... Esta noche no iré solo. -Dije señalando al muchacho de pelo largo recogido en una coleta. - Ni creas que te va a hacer caso, además nos jodería la fiesta con sus gilipolleces de clase alta. -Jooheon. -¿Vas a raptarlo? -Dijo Wonho mofándose, se creían que iba en broma. -Puede. -Finalicé dejándolos y yéndome hacia el aula donde se encontraba mi objetivo.
Pues yo pienso que va a ser muy divertido. Sonreí desde mis adentros relamiéndome.
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