Capítulo único

272 33 5
                                    

  Acomodó sus cabellos con los dedos cuando llegó al parque, solo a sentarse en esa banca que alejada de todo permitía tener una visión completa del paisaje. El día estaba algo nublado, y pese a ser domingo no era mucha la gente a su alrededor. No había niños corriendo, el frío debía tenerlos aun metidos en sus camas, pero ella a las diez treinta de la mañana ya estaba en ese lugar ignorando toda sensación térmica que la hacía pensar en lo ideal que sería tener un cigarrillo, pero aparte de no tenerlo, ella no fumaba; una vez a los 16 años lo intento, pero odio el sabor amargo que dejaba ese tubo de tabaco, químicos y papel. Aun así esa extraña necesidad hacía la espera más agobiante, más tensa y cansada. 

Estar esperándolo era agotador. Hace algunos años la espera era mucho más sencilla, incluso gratificante. Llegaba incluso a hacerla sentir en paz consigo misma. Pero eso era antes, ahora todo había cambiado. Ella había cambiado y su capacidad de esperar había decrecido un poco o quizás eran las ansias que le restaban paciencia para mostrarle que al fin lograba ver lo que no había visto el día que separaron sus caminos.

A los 15 años su carrera como ninja y la familia pueden ser asfixiantes, pueden hacerte desear escapar como sea y a donde sea. Nunca tuvo el valor de escapar, siempre se decía que no podía dejar a las personas que la habían cuidado cuando se quedó sola, y así siempre acababa por regresar a la aldea.

Sus amigos habían sido un escape. Rock Lee cuando regreso al país del fuego,  los hermanos de la arena cuando paso ese tiempo en el extranjero habían sido grandes pilares en su existencia. Y lo seguían siendo, porque juntos la traían de regreso a la vida. Sin embargo no solo eran los hermanos de la arena y Rock Lee sus amigos, a lo largo de su vida había tenido muchas amistades que desaparecieron en malos pasos y malas decisiones causadas por peores consejos y nefastas formas de ver la vida, esa que lentamente se nos escapa de las manos. En aquel tiempo justificaba los errores solo por ser jóvenes e inexpertos.

Pensar en todo eso la hacía de forma inevitable recordarlo a él. Él también cambió, ella lo desecho porque así ya no le interesaba. Porque así no podía ver ese algo entre los dos que los unió en su momento, no podía ver una vida juntos. Después de la guerra todo se había vuelto extraño, a ratos monótono y aburrido, demasiado insignificante... insignificante para ella.

Las campanas de una iglesia cercana resonaban estridente anunciando el final de la primera misa dominical. Aquella religión había llegado junto con los inmigrantes de otros continentes que comenzaron a llegar en busca de una vida mejor que la presencia de los ninjas y su riguroso sistema le entregaba. Konoha se estaba volviendo una gran metrópolis, poco quedaba de la aldea de su infancia. Fue junto con todo el cambio, con el fin de su relación, que entendió que la percepción de una persona solo cambia cuando cambia tu percepción de ti mismo. Que no puedes pedir que se sacrifique si tú no eres capaz de hacerlo, no puedes pedirle que deje todo si tú no eres capaz de pensar en la  felicidad del otro primero, porque esa no es una forma del amor, solo es egoísmo. Puro y cruel egoísmo disfrazado de amor.

Las dos personas que ahora están en ese parque no sabían eso en aquel tiempo, porque de verdad eran jóvenes e inexpertos; pero ya no lo eran, no tanto como en ese tiempo y tenían la fuerza para volver a construir un "nosotros", esta vez juntos. Tenten supo eso cuando se levantó del asiento y comenzó a caminar hacia él. El viento hizo que tuviera de volver a acomodar su cabellera castaña inusualmente libre de todo atadura y se dejó rodear por esos cálidos brazos que la protegieron del frío invernal. Al levantar el rostro para verlo a la cara supo que sus ojos brillaban evocando antiguas memorias al mirar esa sonrisa que pocas veces se ve dibujada en aquel estoico rostro. No obstante en su mente no había paz aun, porque luchaba por ver la luz un "Lo siento" sincero, un terrible arrepentimiento que generaba un nudo en su garganta y un ardor en la boca del estómago. Desde hace tanto que sentía eso.

«Cambios, experiencias, conocimiento y nuevos inicios»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora