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¿Alguna vez me amaste?

Han pasado años, Jimin.

Años desde aquel momento en el que prometiste volver.

No lo has hecho.

Y tantas cosas han cambiado desde entonces.

Aquí, en el frío suelo lleno de piedras de la playa, nada es diferente. Me gusta estar aquí. El aire salado me relaja y el sonido de las olas siempre pasa a segundo plano, es despojado por mis pensamientos. Pienso mucho cuando estoy aquí. Me gusta estar aquí. Me ayuda a enfocarme en mi mente. En ella, estás aquí. Sentado a mi lado, oliendo a esa extraña colonia que te regaló Seokjin en tu cumpleaños número diecinueve y sonriendo como un niño pequeño que acaba de conseguir un regalo.

Recuerdo lo mucho que veníamos aquí.

Y duele.

Me duele recordarnos. Recordar esa etapa en la que podíamos estar juntos.

No es como que ahora no podamos estarlo, es que simplemente desapareciste. Dejaste de llamar y siempre que yo lo hacía estabas ocupado o demasiado cansado como para contestar. No quería importunarte así que dejé de hacerlo también.

Todo lo que sabía y sé de ti es lo que todos los demás saben.

Estás triunfando y me alegro por ti. De verdad.

Pero, ¿por qué terminé siendo la única que no pudo salir de esto?

Lo intenté, Jimin.

Intenté meterme en la cabeza que no ibas a volver. Que quizás esa promesa fue sincera al inicio, pero con los años se desgastó hasta desaparecer.

Y lo entendí ese día.

¿Recuerdas esa última tarde de noviembre?

Estaba lloviendo, y no sé cómo terminamos refugiándonos en el mismo árbol frondoso.

Sonreí, pero tú no lo hiciste.

Me emocioné, pero estoy segura que tú no.

Hiciste una mueca y tocaste mi hombro, como queriéndome decir que no tenías tiempo para una de las largas pláticas que estábamos acostumbrados a tener.

Lo entiendo, eres un idol.

No tienes tiempo para nada.

Recuerdo haber llorado mucho cuando aquella camioneta negra llegó a recogerte, moviste tu mano y dijiste que nos veíamos luego. Mentiste. No íbamos a vernos.

Ni siquiera habían pasado tres minutos y otra vez estaba sola, con el corazón más roto y mis ilusiones hechas pedazos.

Es un poco tonto, pero siempre termino pensando en aquellas adorables mejillas y olvido todo.

¿Por qué terminé teniendo un amor tan solitario, Park Jimin?

¿Por qué me hiciste prometer aquello?

Esperar por ti es doloroso.

Me duele.

Duele verte y saber que quizás nunca estaremos juntos.

¿Por qué haces todo tan difícil?

Sonríes y haces que todos mis sentidos se apaguen, logras hacerme eso a través de una estúpida pantalla de celular y me siento ridícula por esperar siempre que te dignes a dar señales de vida, pero quiero, necesito saber que estás bien. Que comes a tus horas y descansas lo suficiente.

Basta, Jimin.

Me has hecho llorar más veces de las que recuerdo.

Porque eres feliz, y aunque me el alma se me desgarre, sé que no soy parte de esa felicidad.

Nunca lo seré.

Así que, creo que sabes lo que sigue.

No estoy segura del todo, es algo que estoy haciendo contra mi voluntad. Todos dicen que es lo mejor.

Me gusta pensar que me amaste, que nunca me dijiste palabras vacías y que todos esos abrazos y sentimientos eran genuinos.

De mi parte lo fueron.

Vuelve a mi, Jimin.

Por favor.

No me dejes renunciar a ti.

No quiero dejarte ir.

Pero aquí estoy, sola, como normalmente. Lanzando piedras y suspirando. Dejándome llevar por el lejano sonido de las olas y el murmullo del aire acariciando mi rostro. Sintiendo el palpitar de este corazón dolido.

Es injusto, deberías saberlo.

Tú estás campante y alegre mientras yo sólo me hundí en una promesa que desde un inicio sabía que quizás nunca se cumpliría.

Si pudiera regresar el tiempo, no cambiaría nada. Eres feliz, estás cumpliendo tu sueño y te lo mereces.

Yo puedo vivir de esta manera, soy capaz de hacerlo. Soy la única viviendo en este solitario mundo, pero no puedo parar. Te miro y el simple hecho de saber que estás bien me hace sentir satisfecha.

¿Por qué es tan difícil amarte?

El extraño pero agradable aroma a coco y canela golpea mi nariz y no puedo evitar pensar en lo paranoica que me he vuelto.

Es solo otra broma de mi subconsciente.

— Sabía que estarías aquí.

Mi cuerpo se congela y necesito parpadear varias veces para descartar que esto sea un sueño.

Estás aquí, con esa chaqueta de mezclilla desgastada que te regalé y un beanie en la cabeza.

Eres irreal.

No es posible que alguien tan hermoso sea de esta galaxia.

También estás sonriendo. Sonriendo como solías hacerlo. Tus ojos están prácticamente cerrados y desde aquí puedo notar ese diente desviado que hace tu sonrisa tan especial.

— Tardé un poco— susurras. Tus ojos están ligeramente rojos, como si llevaras demasiado tiempo despierto y estuvieras a nada de quedarte dormido. Me tomas de la mano y haces círculos en ella con tu pulgar. Tu mano está fría pero nunca antes había sentido una sensación tan agradable— Pero finalmente volví. Y esta vez no planeo irme.

No puedo evitar esta enorme sonrisa. Y tampoco puedo evitar cerrar los ojos y recargar mi cabeza en tu hombro.

— Te amo.

Me miras con los ojos bien abiertos y abres ligeramente la boca, sonríes y depositas un beso en mi cabeza.

— Te amo aún más.

Me abrazas y yo me acurruco en la placentera sensación de calor que emana tu cuerpo. Puedo escuchar el palpitar de tu corazón, me relaja y me parece el sonido más especial del mundo.

— Gracias por esperar— susurras.

— Gracias por volver— contesto. Sueltas una pequeña risa y vuelves a besar mi cabeza.

Es difícil amarte, Jimin.

Lo es.

Pero al ver tu perfil, sentir tu calor, escuchar tu risa y escuchar el sonido palpitante de tu corazón, sé que vale la pena totalmente.

Me amas.

Te amo.

Eso es todo lo verdaderamente importante.

Fin

Hard To Love;pjm/o.s/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora