Capítulo XLVII: The chain

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Una brisa gélida se apoderó de su garganta y lo hizo toser violentamente al despertar. La cabeza le embotó al sentarse sobre el suelo y, al tratar de ordenar sus pensamientos, sólo pudo confundirse más.

Pucci. Jolyne. Dio. Josuke. Jotaro.
Después, torrentes de colores y luego... todo negro.

Recordaba sus voces y sus rostros pero... ¿por qué su mente no podía poner todo en orden? Se estremeció y se levantó torpemente, con las piernas temblándole sin control, como a un cervatillo recién nacido. Se recargó de manera posterior en la pared, poniéndole atención a lo que estaba más allá de la oscuridad de la noche, forzando sus ojos al ambiente. El pecho le dolió, mas debía ponerse en marcha y tomando el muro como guía, dio pasos en la habitación.

Su corazón iba a explotarle de un momento a otro y su respiración también se iba tornando cada vez más pesada. Debía luchar contra lo que su cuerpo exigía, que era descanso. Quien sabe cuánto tiempo había durado inconsciente como para permitirse caer una vez más. Cada segundo era demasiado valioso como para desperdiciarlo en él, cuando podría estar buscando a los demás. Debía encontrar a Jotaro lo más pronto posible.

Pero sus fuerzas se agotaban y lo mejor que se le pudo ocurrir para mantenerse despierto, fue recordar alguna canción que pudiera canturrear en el momento, para distraerse y pensar en algo más. La boca le sabía a sal y tardó un poco en lamer sus labios para poder articular alguna palabra, aunque sea para sí mismo.

Lo que fuera, servía.

Suspiró y con los dientes castañeándole, canturreó:

Sweet dreams are made of this... —El frío se le acurrucaba en el pecho y le arañaba el corazón y la garganta. Se sacudió esa idea de la mente y prosiguió. —Who... am I to disagree? —Volvió a carraspear brevemente y, como una aguja en un disco rayado, cambió de canción. I look at the world and I notice it's turning... While my guitar gently weeps... —La voz se le quebraba sin que pudiera evitarlo. Debía seguir cantando, al menos hasta que se acabara el pasillo y sólo faltaban unos pasos más. —With every mistake--- —Su voz se apagó justo cuando sintió un aire frío en la nuca; se sintió vigilado de pronto. Le temblaron las rodillas y cayó al suelo, lastimándose las rodillas.

Pero justo junto a él, escuchó una respiración algo pesada.

— ¿Quién eres? —Se escuchó preguntar, mientras que la respiración se tornaba agitada, como en el preludio del llanto. —Responde. —Dijo con voz firme, tratando de ver en la oscuridad.

No recibió un nombre, sólo una declaración.

—...lo maté... —Dijo una voz en tono autómata y tembloroso.
— ¿Qué...? —Noriaki se acercó más, arrastrándose al lugar de donde venía la voz. Sabía que le era familiar. — ¡¿Qué sucedió?! —Murmuró, tratando de buscar alguna lámpara en sus bolsillos, hasta que la encontró y lo encontró: Jotaro sentado en el suelo, con una camiseta sin mangas, bastante ajustada y un pantalón dorado, holgado. Tenía los ojos apuntando hacia la nada y las manos, brazos, parte del rostro y de las piernas bañadas en sangre. Aspiró asustado y se lanzó en su dirección, empezando a acariciarlo para valorarlo. —Por dios... ¡Jotaro! ¡¿Estás herido!? ¿¡Qué sucedió?! —Repitió con voz trémula. El moreno no respondía. — ¡Jotaro! ¡Por favor!

—...lo logré... —Dijo con voz muy baja. Noriaki casi tuvo que leer sus labios. —lo... lo hice... se acabó...

Noriaki le acarició el rostro, a tientas. Trataba de elevar su mirada y de encontrarla para hacerle entrar en confianza. Vio sus ojos verdes, destellando con una pizca de desesperación en ellos.

Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora