Allí.

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Parte de un fanfic a The Walking Dead.

*CONTENIDO EXPLICITO*

Llevaba una semana de esa forma, sentía que ardía en una fiebre helada, recorriéndome el cuerpo, era un animal enjaulado dando vueltas por la cárcel, tenía un humor que espantaría al diablo, no tenía apetito, no tenía sueño. Entonces de la nada, mientras me daba vueltas como pantera enjaulada caí en cuenta, hacía exactamente mes y medio que no veía a Jared, mes y medio, nuestros encuentros se daban casi siempre en un tiempo del mes a los dos meses, siempre en ese lapsus nos encontrábamos incluso dos o tres veces por semana, casi era como un ritual de apareamiento, y ¿si eso era? ¿Y si además de repelernos de aquella forma, la necesidad de vernos tenía ese único fin? ¿Si nos habían inyectado esa mierda solo para aquello? Escapábamos el uno del otro todo el tiempo, pero en algún momento me sentía de esta forma y me veía casi obligada a buscarlo porque sentía que moriría si no lo encontraba.

- Volveré en un día o dos - Le expliqué a Rick mientras ordenaba las cosas en mi mochila sobre su escritorio en medio del pabellón, me observó - solo son dos días máximo. No te estoy pidiendo permiso.

- Lo sé - Me interrumpió dejando caer la palma de su mano sobre la mesa, me cerré la chaqueta de cuero café en todo el largo, y me colgué la mochila en la espalda - No entiendo a dónde vas.

- Eso es lo de menos - Expliqué tomando a Memphis entre mis manos, lo dejé sobre mi hombro, para avanzar junto a él por el pasillo - los flancos están asegurados, el ballestero se recupera, la prisión sobrevivirá dos días sin mi - me detuvo por el brazo acercándome toscamente hacia él por un momento pude haberlo confundido con el cazador cuando sus ojos me fulminaron alcanzando mi mirada.

- ¿Sobrevivirás dos días sin la prisión? - Preguntó muy cerca de mi rostro, me alejé y aseguré el arco a mi montura, subí al caballo dejando a Memphis sobre el pomo de la montura.

- Nos vemos pronto, comisario - Anuncié comenzado a trotar en el caballo, sentí sus ojos sobre mí, mucho después de que salí de la cárcel, de hecho su mirada me acompañó por horas, hasta que llegué a uno de los pueblos más cercanos, el lugar era lo más parecido al viejo oeste que había, una calle sin asfalto muy larga con locales antiguos a ambos lados, completamente desierta.

- ¡Ya pensé que te habías muerto! - Aulló aquella voz que reconocí de inmediato, alcé la mirada para encontrarme con la silueta del hombre sobre uno de los techos, llevaba unos jeans gastados, una camiseta negra que exponía las clavículas y una chaqueta de cuero rojo, mientras en una mano sostenía un batte de beisbol, se aferraba con la otra a uno de los carteles dejando colgar el cuerpo por sobre el techo - Lizbeth, Lizbeth, Lizbeth - Masculló caminando por el techo se inclinó flexionando las rodillas para observarme, restregándose el cabello cortado exactamente como la última vez que le había visto - que belleza.

- ¿Solo un batte? - Pregunté observando el palo entre sus manos, bajó la mirada a él y alzó ambas cejas mordiéndose el labio inferior, bajé la mirada sonrojándome - ¿revisaste?

- Es seguro, cero caminantes - Anunció descolgándose por el muro, de un salto llegó junto a mi dejando sus manos sobre mis piernas - me quedaré con Memphis y el caballo...

- Susurro - Mascullé bajando del animal, lo observé de cerca, sintiendo mi cuerpo temblar ante la cercanía del suyo - se llama susurro - bajó la mirada, acortando distancia entre nosotros, mientras sostenía las riendas en sus largos dedos, con la mano libre me rodeó el rostro.

- Pocahontas - Sonrió soltando a susurro - ¿seré John Smith, o seré Kokum? - presionó mi mandíbula con su dedo medio y pulgar para abrir mi boca y meter su dedo índice, lo empujé.

Historias de amores rotos.(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora