Capítulo 1.

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No sabía que me había hecho aceptar este trabajo, esta no era mi especialidad, pero no tenía opción. Tom Cooper estaba sentado al otro lado del bar rodeado por un grupo de amigos, no podía creer cómo alguien podía estar en un lugar así cuando habían intentado secuestrarlo pocas semanas antes. Mi trabajo era cuidar de un niño malcriado de veintiséis años. Su padre es un empresario internacional que había comenzado a recibir amenazas hacia un mes, y tomó el recaudo de informar a la policía y contratar seguridad para toda su familia. Solo Tom no aceptó a sus guardaespaldas y cuando el caso pasó al FBI me dieron el puesto a mí.

Tenía 20 años cuando me reclutaron. Mi padre, un ex-agente, me enseñó todo lo que sé desde que era pequeña. A la edad de nueve comencé a aprender distintos tipos de combates cuerpo a cuerpo como judo, a los trece empecé con lecciones de cómo utilizar cuchillos y estrategias de escape. Para cuando cumplí quince había llegado el momento de las armas de fuego, desde una 9mm hasta una escopeta de dos cañones. Toda mi infancia me había dedicado a esto, no tuve tiempo para muñecas y novios. Desde que los agentes me reclutaron hacía cuatro años había trabajado en importantes casos, y ahora estaba haciendo de niñera.

Una chica con un pequeño vestido rojo brillante se acercó a Tom y le dio su cuarto trago mientras se sentaba a su lado acariciando su pecho intentando llamar su atención, pero él ni la miró.

Acabé de un trago lo que quedaba de mi cerveza e hice un intento de levantarme, cuando lo vi entrar al bar y acercarse directamente a la mesa en la se encontraba sentado Tom. Un hombre de 1,90 de altura con la cabeza completamente afeitada, vestido con unos pantalones negros y una campera de jean.

Mi cabeza comenzó a trabajar rápidamente buscando un escape, sabía que el hombre no estaría solo por lo tanto la puerta de entrada no era apropiada. Cerca de la barra había una puerta trasera, esa definitivamente sería mi salida.

Agarré mi abrigo del respaldo de la silla en la que estaba, observé al sujeto calvo que estaba con el grupo de Tom, se encontraba nervioso lo podía notar en su postura. Sujetó al joven rubio que estaba más cerca de él y lo mantuvo a su lado. Esa fue mi señal para actuar, tenía que alejar a Tom del peligro. Me acerqué mirando alrededor para comprobar que solo se trataba de un hombre dentro del bar, toqué el hombro del sujeto que dio un respingo exagerado, estaba asustado.

-Suéltalo -dije señalando al rubio.

-Si eso quieres -empujó al chico lejos y sacó su arma apuntándome directamente. ¨Novato¨ pensé.

Con un rápido movimiento sujeté su mano y doblé su muñeca, mi codo golpeó su brazo y el soltó el arma junto con una maldición. Cuando lanzó su puño en mi dirección fue lento e incluso torpe, lo esquivé fácilmente lanzando una patada que dio de lleno en su estómago, bajó su cabeza para intentar recuperar el aliento y golpeé su nuca con mi codo. Cayó flácido al suelo y recogí su arma del suelo.

-Tom Cooper, levántate tenemos que irnos -él me miró como si hablara en chino, el grupo de personas con el que se encontraba se alejó rápidamente, pero él continuaba sentado. - ¿Qué parte de "levántate" no entiendes? -mi tono brusco lo hizo volver en sí y se levantó de su asiento.

-Si quieres salir conmigo solo dilo, no hacía falta que te hagas la heroína -dijo con una sonrisa idiota. No me molesté en contestar, tomé su brazo y lo arrastré a la puerta trasera.

-Camina con la cabeza hacia abajo -dije en cuanto atravesamos la puerta.

Caminó como le dije hasta la calle, a unos metros por delante nuestro estaba mi moto, un pequeño regalo que me hice yo misma; me acerqué y tomé el casco que descansaba en el asiento y se lo arrojé a Tom. Pasé la pierna por encima de la moto y me senté, esperé que él tomara su asiento detrás de mí y arranqué.

-¿Quién eres, heroína mía? -susurró en mi oído e hizo que me estremezca.

-Megan Foster, agente del FBI y ahora tu guardaespaldas -contesté secamente.

-¿A dónde me llevas? -preguntó y supe que tenía esa sonrisa idiota en el rostro.

-Sabían dónde estabas, lo que significa que saben dónde vives, tu casa no es segura ahora.

-Entonces ¿Dónde? -preguntó nuevamente aunque llegó a la misma conclusión que yo.

-Mi casa -contesté. El resto del camino fue silencioso, me dirigí a la puerta del garaje.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2019 ⏰

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