14

58 2 0
                                    

  Las rodillas de Anna se hundieron en la afelpada alfombra y su piel cosquilleaba por la excitación, sabiendo lo que él ahora quería.

- Desabrocha mis pantalones. –Sebastian mantuvo sus manos apretadas en su cabello.- Ahora quiero tu caliente y húmeda boca sobre mi como he imaginado incontables veces.

Ella se mordió el labio mientras le desabrochaba los pantalones y le abría la cremallera. Sus manos temblando y revoloteando con los cierres. Le bajó los boxers y su grueso y largo pe*ne saltó justo frente a sus labios.

- Así es corazón. –Gentilmente le empujó la cabeza más cerca de él.- Tómame en tu boca, mi pequeña provocadora.

Ella deslizó su pe*ne a través de sus labios y suspiró por la sensación de su dura longitud deslizándose hacia su garganta. Ella giró su lengua sobre las crestas y contornos, se recreó con su distintivo aroma masculino.

- Juega con tus pezones mientras me chupas. – Su tono era fuerte y dominante mientras mantenía el agarre sobre su cabello y empujaba las caderas hacia su cara.

Anna llevó sus manos hacia sus pezones, acarició los botones increíblemente duros y los anillos que estaban tensos alrededor de ellos. La cadena de diamante oscilaba entre sus pechos, suavemente rebotando contra su suave piel. El dolor en su coño crecía tanto que pensaba que iba a correrse solamente por la sensación del pe*ne de Sebastian en su boca y sus propias manos en sus pechos.

- Eres tan jodidamente buena. –Sebastian empujó sus caderas un poco mas duro-. Tan condenadamente bella.

La declaración de Sebastian la puso mas caliente que nunca y mas agitada. Ella se retorcía queriendo acabar pero sabiendo que recibiría otro castigo si lo hacía. Este era su segundo castigo, ser incapaz de correrse mientras le daba placer a él y así misma.

Y éste era una tortura tan increíblemente dulce que apenas podía soportarlo.

- Voy a correrme. –La voz de Sebastian era ronca y ella podía decir que él estaba cerca ya que su p*ne se puso más dura y sus bolas se elevaron-. Es mejor que me digas si prefieres que me corra por todos tus pechos o en tu boca.

En respuesta, Anna lo mamó mas duro. Sebastian gruñó a viva voz y sus caderas se agitaron contra la cara de ella mientras su calido fluido chorreó dentro de su garganta. Anna bebió de Sebastian mientras él continuaba bombeando dentro y fuera de los labios de ella hasta que finalmente él dijo "detente" y empujó su cabeza lejos de él.

Anna permaneció arrodillada mirando arriba hacia Sebastian mientras él metía su aun grueso y húmedo pe *ne dentro de sus boxers y cerraba sus pantalones. Todo el tiempo él mantuvo su mirada fija en ella, una intensa mirada en sus ojos color miel verdoso claros

Ella luchó por no retorcerse con su necesidad de acabar.

- Por favor ¿puedo correrme ahora?

- No. –Él le extendió su mano y la ayudó a levantarse y de esa forma quedar ante él.- Tendrás que esperar –agregó con una sonrisa que le decía que él tenía un montón mas de placeres eróticos reservados para ella.

Sebastian sobó sus pechos y los levantó al mismo tiempo que él bajaba la cabeza. Anna gimió y agarró sus hombros mientras él chupaba y lamía un pezón, luego prestaba la misma atención al otro.

- Eres una mujer tan hermosa, –él murmuró cuando hizo una pausa- por dentro y por fuera.

La cadena oscilo entre sus pechos y él suavemente jaló de ella con un dedo mientras le chupaba los pezones. Si él no se detenía, ella iba a correrse sólo por sentirlo chupando sus pechos.

La necesidad de acabar era tan intensa que se estaban formando lágrimas en los ojos de Anna. Ella quería rogar y suplicar pero sabía que no serviría de nada. Finalmente él levantó su cabeza y le arregló el sostén sobre la cadena para pezones y luego el frente del vestido.

La esquina de su boca se curvó en una picara sonrisa.

- Tal vez quieras retocar nuevamente tu lápiz labial.

El calor se elevó por la cara de Anna pero era más un sentimiento de excitación. Se retocó el maquillaje y el labial mientras Sebastian permanecía detrás de ella y le acomodaba el cabello sobre los hombros. Sus pezones estaban todavía hinchados debido a la cadena para pezones y podía ver que estaban obviamente duros a través del sostén y la tela de su vestido.

Sebastian la observaba como si no pudiera quitarle los ojos de encima.

- Estás maravillosa en ese color. –él murmuro- Demonios, estás maravillosa en cualquier cosa que uses. –Su sonrisa era pecaminosa cuando la giró en sus brazos-. Pero te apuesto que estás aun mas sexy sin nada en absoluto.

Las mejillas de Anna estaban aun quemando cuando Sebastian la condujo fuera del baño de hombres. Afortunadamente el corredor estaba vacío, excepto por el encargado.

El encargado simplemente asintió y dijo:

- Buenas noches Sr. Stan –y Anna se preguntó si esta no era la primera vez que Sebastian metía una mujer en el baño.

- ¿Haces esto a menudo? –dijo ella tan pronto estuvieron lo suficientemente lejos para no ser escuchados.

Sebastian le palmeteó el culo y ella apenas contuvo un grito de sorpresa mientras su mirada chocaba con la de él.

- Creo que necesitas otro castigo por tu imprudencia. –un toque de diversión iluminaba sus ojos.  

Failed Sweet - AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora