Capítulo 43

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El guardián se acercó rápidamente. Yo aún estaba en el suelo, intentando incorporarme. Mi estabilidad mental y física no era la mejor que digamos: acababa de estar a punto de morir y mi cuerpo había descendido desde una altura de vértigo en menos de cinco segundos.

Aquello solo provocó que el guardián consiguiera agarrarme con fuerza y brutalidad antes de que fuera capaz de estabilizar mis piernas y que estas no temblaran.

Me acercó a su rostro y me miró con aquellos ojos rojos. Estaba realmente enfurecido. En aquel momento, mi cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas descendieron calientes y rápidas por mis mejillas.

Estaba viendo mi final tan cerca... Y no lo sentía por mí, si no por ellos.

No era justo... Todo era tan injusto...

¡Guardián! ¡Ayúdame! ¡No puedo con esto sola!

¿Guardián?

¡Guardián!

El guardián ya no me contestaba, de hecho, ni siquiera podía sentir su presencia.

Hasta él me había abandonado.

¿Tiene sentido seguir intentándolo? Estoy cansada de vivir con este dolor insoportable, no poder ser feliz, menos aún cuando prácticamente todos los que amo han desaparecido.

Por lo único que lo siento de verdad son mis padres... Si ellos supieran en lo que su hija estaba metida...

Lloré aún más fuerte. Cómo me hubiera gustado que las cosas fueran de otra manera.

Podría haberme casado con Yoongi, tenido hijos... Todo habría sido tan ideal, tan maravilloso...

Los chicos y yo seguiríamos igual de unidos con el paso de los años. Cada uno formaría una familia. Dae y yo seguiríamos teniendo una gran amistad. Podríamos salir en pareja, ella con Jungkook y yo con Yoongi.

Habríamos ganado el campeonato. Guardaríamos el secreto de nuestros poderes como símbolo de fidelidad los unos a los otros, y aquello nos habría unido incluso más.

Pero todo eso jamás pasará, ya que ellos ya no están aquí.

Y yo tampoco lo estaré.

—Vamos, ¿a qué esperas? Mátame ya. —mientras decía aquellas palabras, el guardián soltó un alarido. Mi cuerpo ya no era mío. No sentía nada, las emociones me habían abandonado. Me había abandonado a mi trágico destino.

Cerré los ojos...




—¡Alto!

Una voz fuerte y poderosa rebotó miles de veces en el vacío y mojado pabellón. El guardián se detuvo y alejó su mandíbula llena de afilados dientes de mi cuerpo. Mis ojos se encontraron con un montón de sombras negras. Estaban allí abajo, por lo que me parecían realmente pequeñas. Sin embargo, algo me decía que eran extremadamente fuertes.

¿Creías que te dejaría sola?

¡Guardián!

Esto se ha terminado, Haneul.

Las sombras negras comenzaron a crecer hasta alcanzar la altura del guardián. Una de ellas me agarró y me bajó hasta encontrarme con el guardián que ya conocía.

—Dales la joya. —ordenó susurrándome.

Le miré con confusión y asentí, sacándola de mi bolsillo y entregándosela a una de ellas. La piedra roja del centro soltó un destello de luz que me hizo apartar la vista adolorida. Sin embargo, al escuchar los quejidos ensordecedores del guardián, decidí mirar aún así.

Prodigies. ➳Min Yoongi.Where stories live. Discover now