9. ¿Puro amor?

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- Bueno, señor Potter, ha llegado la hora de aclarar un punto. - Sentencio Severus Snape con un gesto tan serio que Harry freno el camino de su mano hacia la botella que planeaba abrir en salud de ambos.

Con toda la sinceridad del mundo el Potter supo que le diría a Severus que su plan no era pelear, al menos si esa era la intención del mayor. Por una vez creía que era momento de disfrutar. De pasarla bien, de olvidarse del mundo, del estrés, de todo el desastre que simbolizaba su vida.

Y en ese par de horas compartir con su Severus esa escasa tranquilidad.

- ¿Usted ha traído específicamente esa botella con la intención de emborracharme o de meterme en coma? - Dijo con media sonrisa en sus labios, colocando los dos vasos requeridos por su ojiverde, sobre la mesita de centro, en su sala, al lado de la chimenea tenuemente prendida, observando con cierto recelo la botella que el menor había escogido para hacerles compañía aquella noche.

- Por favor, Severus. - Regaño indignado. - Se lo suficiente de licores como para hacer cualquiera de las dos cosas sin tener que recurrir a esta delicia. - Guiño tomando la botella verde entre sus manos, mucho más relajado, para poder abrirla.

Se trataba de un licor de ajenjo y anís, absenta. Su licor favorito, mismo que si bien prefería tomar como tradicionalmente se servía, en su exquisita preparación "hada verde", por Snape, el poco dulcero, lo tomaría a shoots aunque eso significase morir en una congestión alcohólica.

- Es bueno saber que me voy a casar con un borracho. - Se carcajeo el pelinegro aceptando el vaso que Harry le tendía.

- No solo te casaras con el Snape. - Guiño atinadamente, observando el notorio sonrojo aparecer en las mejillas pálidas y sonrió sintiendo ternura dentro de su pecho.

Severus ni corto ni perezoso cambio el tema de conversación hacia otro lado, deseoso de perder la atención del joven por los minutos que su sonrojo perdurara.

Harry pronto comenzó a explicarle sus ideales, los avances que había hecho con los orfanatos muggles y el pronto inaugurado establecimiento que haría de orfanato mágico para todos esos niños como él y como Voldemort que no habían tenido a sus padres para cuidarles.

Severus encontró que el Potter prácticamente podía pasar como un benefactor y se sintió orgulloso de él.

- Te propongo un juego. - Dijo Harry de la nada, prendiendo un cigarrillo que Severus no supo de donde había sacado. La absenta ya hacia estragos en su sistema de una manera divertida para el menor.

- Escucho. - Sentencio Severus depositando el vaso en la mesa tras haber tomado su trago para agarrar valor.

- Primero, acércate. - Se reacomodo y Severus flexiono el cuerpo hacia Harry intentando escuchar el plan pero el menor en su lugar le observo con atención, en completo silencio, dándole una calada a su cigarrillo, acto que Snape encontró altamente sensual. Ese maldito mocoso era tan jodidamente caliente cuando no tenía mascaras encima que el pocionista podía asegurar que se sentía más atraído por el que nunca antes en su vida.

- ¿Sabes en que consiste verdad o reto? - Inquirió el menor tras soltar el humo y Severus asintió distraído aun por la boca del chico. - Pues bien, bájale dos niveles a lo decente públicamente y ahí lo tienes. - Guiño atrevido. En realidad divertido pues los sonrojos de Snape no se tardaban en llegar.

- Tú comienzas, niño. - Acerco su silla y Harry llamo una botella con un accio sin varita y la hizo girar, habiendo caído en que Severus mandaba.

La Era del DragonWhere stories live. Discover now