Las horas transcurrían y Laura no tenía noticias acerca de su amigo. La desesperación la estaba consumiendo, tenía mucha pena y muchas ganas de ir a verlo. Cuando la noche cayó, María le dijo que Simón había despertado, que lo habían estabilizado y que ya podía ir a verlo, porque ya estaba algo mejor. Para Laura aquello fue como sentir que su alma regresaba a su cuerpo, después de todo... Simón estaba bien.
Rápidamente Laura fue a la sala de cuidados intensivos, donde se encontraba Simón. Él la vio, pero se mantuvo recostado ya que aún se sentía bastante cansado, Laura le regaló una sonrisa sin mostrar sus dientes. Le alegraba tanto poder verlo.
—Laura, estoy bien —la voz de Simón sonaba como un susurro —. No tienes que mirarme de ése modo, de verdad estoy bien —Laura sacudió la cabeza, no se había dado cuenta de que estaba incomodando a su amigo.
—Es que eres un luchador, eres un chico muy valiente —ella iba a tomar su mano, pero se contuvo. No quería darle una falsa ilusión a su amigo. Él sonrió sin mostrar los dientes, aún acostado.
—No tienes porque alagarme —Simón rió falsamente. No quería que Laura sienta lástima por él, de hecho, odiaba la lástima —. Marie, creó que tenemos que hablar de algo importante —se sentó en la cama para mirar fijamente a la castaña de modo serio. Laura enarco una de sus cejas, algo confundida.
—...—
Ross se fue a la Cafetería, porque estaba cansado de comer sólo palomitas de maíz (gracias a su hermano, obviamente.) En la Cafetería sacó una bandeja con puré y carne con mucha salsa de tomate. No era lo mejor del mundo, pero al menos... no eran palomitas.
Se sentó en una mesa completamente vacía y cuando iba a dar el primer bocado a su carne, alguien se sentó a su lado. Era Maia, para su mala suerte. Ella le hablaba, pero él no respondía de un modo agradable, actuaba del modo más cortante posible, aunque su actitud no aburría en lo absoluto a la morena, lo cual era agobiante. Ya ni siquiera podía comer tranquilo.
—Ross, ¿no estás feliz por la gran noticia? —preguntó Maia de repente. Eso sí que llamó la atención de Ross por un momento, aunque sabía que viniendo de Maia sólo sería alguna tontería.
—¿A qué te refieres? —gracias al repentino interés, la morena sonrió brevemente. Ross rodó sus ojos —. ¿El Internado cerrará? —bromeó. Maia lo miró de mala gana.
—Nuestras madres llegaron a la conclusión de que nos casaremos después de que cumpla dieciocho —el rostro del rubio se palideció por completo, no podía creer con lo que estaba saliendo la morena. Incluso tenía una sonrisa de oreja a oreja. De Maia y su madre podía esperar cualquier cosa, por lo que podría asegurar que sus palabras eran verdaderas.
—¿Perdón? —preguntó fingiendo desinterés, ya que era la mejor opción que tenía, de ese modo no le daría falsas esperanzas.
—Es una decisión tomada —ella intentó abrazarlo por los hombros, pero él no se dejó. De todas formas, nada podría arruinar la felicidad de la morena —. Después de mí cumpleaños, nos vamos a casar.
"Después de mí cumpleaños..." esa era la frase que no encajaba, ya que... el cumpleaños de Maia ya había sido celebrado, él había ido por obligación, ya que su madre no dejaba de molestar y de decirle que debía cumplir sus obligaciones. Oh, y recordaba que había bailado con Laura, un recuerdo inolvidable.
—Ya. Pero tú cumpleaños ya fue —él esperó a que ella reaccionará de algún modo, pero ella se mantuvo serena —. Recuerda que yo fui a la celebración —Maia sólo sonrió de modo falso.
—¡Oh, tontito! —Ross hizo una mueca, ese apodo tan meloso no le había gustado en lo absoluto —, mí cumpleaños es cerca de Navidad, por eso debo celebrarlo meses después —explicó ella. Ross pensó en ello, tenía sentido, ya que la mayoría de las personas salían en esos meses, para disfrutar en familia y cosas así —. Perder una celebración es algo imperdonable, además, me interesan mucho los regalos —él rodó los ojos.
En el momento oportuno, se despidió de Maia y se retiró. Al dar algunos pasos, se encontró con su hermano sentado en una de las bancas, como acostumbraba. Él se sentó a su lado, pero con una expresión de decepción muy notoria.
—Ya pusieron fecha para la boda —Riker juró haber oído mal.
—¿Qué? —preguntó él mayor mirando fijamente a su hermano, aquello lo había sorprendido bastante.
—¡Me voy a casar cerca de las festividades! —exclamó mientras cubría su rostro con sus manos, las cosas se estaban complicando cada día más.
—¡No es posible! —exclamó Riker. Ross suspiró de mala gana, ¿acaso Riker no sabía la clase de madre que tenían?
—Y por eso tenemos que encontrar a Laura lo antes posible —Riker lo miró con confusión. Entendía que él no quisiera casarse con Maia, y sabía bien que aquello le molestaba muchísimo. Pero no entendía qué tenía que ver Laura en todo ese lío.
—¿Qué tienes en mente? —preguntó interesado. Ross destapó su rostro y se acomodó en el asiento.
—Cuando la encuentre, le diré que nos vayamos lejos, que vayamos a otro país dónde podamos empezar desde cero, sin nadie que nos quiera separar —Riker lo observaba con asombro, estaba más que claro que su hermano estaba completamente enamorado de la castaña y estaba dispuesto a todo con tal de estar con ella.
—... —
Laura le había contado todo su plan a Simón, él se había dedicado a escuchar todo sin interrumpirla en ningún momento. Cuando ella terminó de hablar, él iba a responder algo. Pero le dieron avisó a Laura de que lo devuelva a su habitación habitual. Con ayuda de otra enfermera, lo subió a una silla de ruedas y al tenerlo sentado en la silla de ruedas, lo llevó a su habitación. Lo acostó en la cama, le dio agua, ella también tomó un poco y luego se sentó. Él la miró sonriente.
—Marie, tú me ayudaste a cumplir mí sueño de besar a una chica y te estaré eternamente agradecido por ello —ella lo escuchaba atentamente, ya que quería ver qué le decía respecto a lo que le había pedido —. Por lo que ahora, me toca ayudarte a ti con tú problema —ella sonrió agradecida —, está noche nos fugaremos e iremos a la habitación de tú padre.
Laura se levantó de su asiento y abrazó a su amigo, él correspondió el abrazo con una amplia sonrisa en el rostro.
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Un amor de ensueño.
Hayran KurguLaura es una adolescente que desde muy pequeña perdió a sus padres, por lo que se crió con su tía. Tristemente, nunca recibió amor, ella fue tratada como una sirvienta durante todo su crecimiento. Un día, la vida de Laura dará un giro radical...