Vida de una semidiosa

Me despierto y descubro que al lado de mi cama hay una maleta, al parecer hecha porque todas mis cosas han desaparecido. Como hoy es el primer día de las vacaciones de verano supongo que mi padre habrá organizado unas vacaciones sorpresas y que me lo va a decir hoy. Me visto y voy a la cocina donde me encuentro a mi padre sentado en una silla con las llaves del coche en la mano.

-Nos vamos, -me dice- te he hecho la maleta por tí, espero que no te importe.

-¿Adonde nos vamos? -pregunto extrañada, porque no veo por ningún lado su maleta

-Tu eres la que te vas, de campamento, pero esto te lo explico todo por el camino.

Cojo mi maleta, y sigo a mi padre al coche. Guardo la maleta en el maletero, me siento y me preparo para freirle a preguntas sobre porque me lleva a un campamento del que no me ha hablado hasta el momento.

-Tu madre me dijo que cuando cumplieras los 15 te llevará al campamento y te lo explicara todo -esto me dija sin respiración. Mi madre, a la cual no he visto en mi vida, de la que mi padre no quiere hablar, la que supuestamente nos abandonó cuando yo era pequeñita. -Tu madre, bueno, era muy especial, ¿has leído algo sobre los dioses griegos y sobre que pueden tener hijos con los humanos? pues bueno, tu madre es una diosa, y de nuestra relación saliste tu. Quiero que sepas que no nos abandonó, se tuvo que ir porque tener hijos con los humanos no se les está permitido. -dijo esto último muy rápido, como si fuera un guión que se había aprendido ya hace tiempo- Te digo todo esto ahora porque para los simidioses como tu es peligroso saber su verdadera identidad.

-Espera, espera,espera. Me estás diciendo que después de 15 años te dignas a decirme que mamá es una diosa, que yo soy una semidiosa y que no nos abandonó. ¿De verdad crees que me lo voy a creer?

-¿No te han estado pasando cosas raras durante todo tu vida? ¿no te sentías diferente a las demás? ¿no eras más lista que ellas? -me preguntó, aunque seguía con los ojos fijos en la carretera.

-Bueno sí, pero eso no tiene nada que ver. Ya se que soy raro, ¿vale?, no hace falta que mi padre me recuerde lo friki que soy, gracias. Seré de las pocas personas que prefieran quedarse en casa leyendo un libro a salir por ahí con sus amigo, ah espero, a eso también ayuda que yo no tengo amigos. -Me enfado, ¿cómo es capaz mi padre de decirme esas cosas?

Llegamos a las afueras de Long Island, a un bosque. Mi padre se baja del coche, pero yo me quedo sentada en el asiento, con los brazos cruzados.

-Papa aquí no hay nada, yo creo que ya es suficiente por hoy.

-Lisi, mira atentamente a ese valle, y dime si ves algo. -me dice mi padre, ya algo exhasperado.

Miro y para mi sorpresa hay un conjunto de cabañitas y una más grande, están junto a un lago. Salgo del coche, saco mi maleta y miro a mi padre

-A si que todo era verdad, me estabas diciendo la verdad

-Yo nunca te mentiría, los mortales como yo no podemos ver lo que tu estás viendo ahora mismo. Tienes que seguir sola, hay una capa mágica que no me deja pasar. Adios, pasatelo bien. Nos vemos al final del verano, escribeme. -me abraza y yo empizo a alejarme de él para entrar en el campamento.

Cuando me adentro en el bosque lo que primero me llama la atención es un gran árbol, precioso. Cuando me voy acercando más puedo ver que hay personas, corriendo, saltando, luchando unas contra otras.                                                                                                                                                        

Ya estoy abajo, ahora algunos me miran extrañados, los demás siguen con su camino, cuando derrepente noto un fuerte golpe en un costado y me caigo al suelo, y junto a mi cae alguien más.

-Uy, lo siento mucho, no te había visto -me dice el chico. Alto, moreno y bastante guapo. Me da la mano y me ayuda a levantarme- Soy Travis Stoll, jefe de la cabaña de Hermes, y debes de ser nueva por aquí porque no me suenas de nada, y si te hubiera visto antes me acordaría -dicho esto último me sonríe y señala a la casa grande- Te llevaré con Quirón, sigueme.