|Three|

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[Caída]

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Nada dura para siempre y eso tú lo sabias.

Muy bien.

Demasiado bien.

Pero lo ignoraste.

No debiste.

En una de esas tardes, tu tranquilidad se tiño de rojo. El carmesí corrió por tus dedos cuando tu esposa fue apuñalada por un delincuente que tenía la intención de robarles. Sabes que ese filo estaba dirigido a ti. Lo sabes. Pero ella te salvo una vez más.

De nada sirvió que corrieras con ella en brazos al hospital más cercano. De nada sirvieron tus ruegos y suplicas para salvarle la vida. Allí en medio del pasillo, lloraste, gritaste, rasgaste tu piel y la oscuridad nublo tu vista.

Te habían sedado.

Al despertar la realidad te golpeo y fue más doloroso aun.

Ya nada te quedaba.

Nada por el que vivir.

Nada por el que morir, tampoco.

Tan vacío quedaste que abandonaste sin miramientos a tu hijo.

Lo odiaste.

Odiaste a ese pequeño ser que se parecía tanto a ella.

Hubieras preferido que él desapareciera, que muriera, y NO tú hada.

Lo dejaste al cuidado del sobrino de Mavis. El chiquillo que vivió con ustedes desde el inicio. Chiquillo que siempre te miro anhelante, como esperando algo.

Ahora sabes que es lo que esperaba.

Tomaste una mochila vieja y desapareciste una mañana de invierno. Tomaste el rumbo que tus piernas escogieron. Nunca protestaste ante nada. No hiciste nada por mejorar. Es más, te fuiste destruyendo poco a poco.

Pero no te arrepientes.

Nunca.

El último día de cordura ―y el inicio de la locura ―, fue aquel cuando parado frente a la tumba de tu esposa, Zera la amiga de Mavis, te confesara el secreto que te llevo a lo que eres hoy.

Tenías un hijo. Te pareció absurdo. Lo sabias. Lo viste nacer, sostuviste y acariciaste sus manitas por primera vez. Le pusiste nombre: Larcade.

Estúpida confesión.

Pero no.

Tenías otro hijo y con la misma mujer.

Confundido la miraste y ella retrocedió dos pasos.

Lo habías tenido hace mucho tiempo.

Te maldijiste.

Tus dedos se cerraron alrededor de un cuello. El suyo.

Enloqueciste por lo desgraciado que habías sido y comprendiste por fin el <<perdóname>> que dijo Mavis en su último aliento.

Tus brazos empezaron a sangrar por las uñas que intentaban parar tus acciones.

Los recuerdos nublaron tus sentidos. Recuerdos que hablan de la última fiesta del concurso de Magnolia. Tu primera vez ebrio. Recordaste también que ese fue la primera vez que hablaste con Mavis de forma amistosa y luego bailaste al son de la balada de moda con ella, también caes en cuenta que aparte de las bebidas ingeridas, te embebiste de algo más.

La dulce esencia de la primera vez.

El néctar de la inocencia.

Ya no más movimientos. Ya no más intentos de lucha. Ya no más vida.

No sabias.

No te lo dijeron.

Ella cargo con todo sola y quizá por eso te busco.

La razón del anhelo en los ojos de August, eras tú, su padre. Su deseo, tu amor.

Como olvidar las luces de las patrullas policiales, el cuerpo inerte ―con huellas en el cuello― de Zera sobre la lápida de Mavis, tus llantos, tus culpas, la predica de tu supuesta inocencia. Mucho menos― esa que surgió en medio del tribunal que te juzgaba―, la risa desquiciada brotando de tu garganta, de lo más profundo de tu ser.

Nada de todo eso puedes olvidar. Es una constante en tus pesadillas.

Ahora las paredes acolchadas son las que evitan que te lastimes, y la camisa de fuerza controla tus ataques.

El manicomio resulta el lugar perfecto para pagar condena.

El pecado de un alma torturada.

FIN.

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Aclaraciones:

El chiquillo rubio es August, por si no se entendió. Fue el mismo que estuvo en el parque y de los avioncitos de papel. Él sabía que Zeref era su padre, Mavis le conto. Fue concebido la noche de la fiesta en Magnolia.

Mavis nunca le dijo sobre su embarazo, porque no se volvieron a ver. Cada quien por su lado. Ella lo busca y todo, iba a decirle la verdad, pero muere antes de tiempo y por ello le pide perdón. Por no contarle la verdad. ¿Por qué no lo hizo?, quien sabe.

Zeref está en el manicomio por que no acepta que haya sido tan cruel como para haberla abandonado y haberla hecho sufrir tanto. La amaba y el hecho de que sea el causante de su dolor, lo ha llevado a evadirse de la realidad. Además había perdido a sus seres queridos todo el tiempo que ya no lo soporto más. Es decir que sufrió y el dolor lo suprimió tanto como pudo, hasta que ya no pudo más y todo se desbordo. En parte, el escribir fue un buen catalizador y así hizo más llevadero su vida, pero cuando Mavis muere, abandona todo, y también las ganas de escribir. Ya no tenía la forma de desahogarse y pues acabo como lo hizo.

Él mata a Zera como simbolismo de matar lo que lo unía al mundo.

Notas de cielo, la autora:

Me he atrevido a publicar este relato que nació un día de esos. No sé si sea del agrado de ustedes, pero me gusto el resultado.

Los agradecimientos especiales son para Scarwriter e isa (fullxfthxughts) por sus lindas palabras a la una y por el hermoso stalkeo a la otra xD (en realidad a las dos) y sobre todo porque también escriben zervis; un zervis que me hace fangirlear sin pudor en donde este y me lleva a mi nube rosa con sus bellas palabras.

Infinitas gracias a todos los que leerán este relato y a los que votaran.

Gracias miles a los demás que leyeron mis otros fics y se animaron a votar y a comentar. Me alegró el día en muchas ocasiones.

Los quiero. <3 <3 <3

Saludos y cuídense.

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⏰ Last updated: May 19, 2017 ⏰

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