Capítulo 11

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Holi mis amores! :D Penultimo capitulo, las dejo leer porque en el final me extenderé mas :v Besos, ojala les guste. 

No debí enamorarme, no debí hacerlo pero aquí estoy, solo, de nuevo, y enamorado de ella. Hoy estoy más solo y más amargado que antes de conocer a Serena...

No puedo culparla por irse, por abandonarme como lo hizo pero, ¡Demonios! ¡¿Qué hago con esta ira, con esta frustración que me come por dentro?! ¡¿Qué chingados hago con esta impotencia que siento?! Serena, bonita...

— Señor, ¿está bien?

— No, pero no te preocupes, Malachite, es solo un vaso roto, nada más que eso.

— Señor, si me permite decírselo...

— No, no te lo permito.

— De cualquier forma voy a decírselo. Usted no puede seguir así, patrón. Ya van hacer dos meses desde que la señorita Serena se fue y tiene que acostumbrase a su ausencia.

— Yo no estoy así por ella.

— ¿Ah, no? Señor, usted no ha hecho otra cosa más que beber desde que leyó, lo que sea que haya leído ese día, y ella lo dejó. Usted se está casi que muriendo en vida desde que la señorita Serena abandonó esta casa.

— ¿Qué se sabe de Zafiro? ¿Ya lo localizaron?

— No señor, seguimos trabajando en eso.

— Encuéntrenlo y entre más rápido, mejor. Retírate, por favor. Necesito estar solo.

.

.

Recuerdo aquel día como si hubiera sido la semana pasada y no hace un poco más de seis meses. Todavía recuerdo aquel día, es decir, aquella noche, en Acapulco con Serena... Mi niña, mi niña bonita... Lo siento tanto, tanto... Perdóname, Serena, te juro que nunca quise hacerte daño, jamás. De haberlo sabido, si yo hubiera sabido... Créeme que si yo lo hubiera sabido jamás habría permitido que algo como eso te pasara, nunca. En aquella época no lo veía con claridad porque para mí el concepto del amor siempre fue algo desconocido pero hoy, hoy que lo conozco, que me he nutrido de él durante meses gracias a ti, es que lo entiendo. Yo estaba enamorado de ti y no fue sino hasta esa noche, en la que hicimos el amor por primera vez, que lo comprendí. Yo estaba igual o más enamorado de ti de lo que tú estabas de mí, bonita.

Me costó mucho trabajo pero finalmente lo hice, como hago prácticamente con todo y con todos los que me rodean. Al final pude convencerte de venir con nosotros a Acapulco y gracias a Dios que lo hice, me habría sentido como todo un perdedor si a última hora me hubieras mandado a volar y me hubiera tocado ir con todos esos de viaje solo, más solo que la una.

No puedo negar que me encanta, me fascina tener dinero en exceso. No suelo usar mucho el avión para salir de paseo pero eso día sí que me divertí. A tu lado y contagiándome de tu risa mientras la auxiliar de vuelo nos servía algo de beber y comer, disfruté el viaje hasta Acapulco en tu compañía y claro, en la de los demás. Me acuerdo perfecto cuando te asomaste a la ventana y me preguntaste si llevaba mi celular conmigo. Bonita, mi Serena.... Como te extraño... Carajo si me haces falta...

— Oye, Darien, ¿traes tu teléfono?

— Sí pero, Serena, en un avión no se pueden hacer llamadas. Vas a tener que esperar hasta que lleguemos a Acapulco para...

— No, no es para eso. — Sonrió con ternura— Es para tomar unas fotos. Es que, mira.

Me señaló el paisaje.

Millonario Atormentado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora