Capítulo 12

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Mis amores, sé que están ansiosas por saber cómo termina esto :v asi que.... Las dejaré leer y hablamos abajo. Beso, no olviden que las quiero. 

— Serena, bella Serena... Lo siento mucho y, ¿ves? Era por eso que te había prohibido todo contacto con ese infeliz.

— Zafiro... — Me abracé fuertemente a su perfumado y firme pecho mientras él, como desde que nos vimos aquella primera vez, me abrazaba con delicadeza— Lo siento mucho y tienes razón, estamos algo lejos y lo mejor es que nos vayamos ya.

— Esa es mi chica.

Me apartó de su pecho, me tomó el rostro en ambas manos y me sonrió. Carajo, ¿Por qué tiene que parecerse tanto a Darien, por qué? Cada que me sonríe así, como después de que estuve con él en Acapulco empezó hacerlo, me lo recuerda. Cada vez que Zafiro me mira y me sonríe así, como aprendió a hacerlo Darien desde aquella noche, me dan ganas de dejar todo atrás, todos mis miedos, mis confusiones y mis dudas y volver con él. No hago más que soñar (desde que me subí a ese avión ese día) en regresar con él, a sus brazos... Maldita sea, ¡maldita sea! ¡¿Cómo puedes ser tan estúpida, Serena, cómo?! Lo que él me hizo es imperdonable, horrible. Estúpido y enfermo corazón, ¿es que no ves, es que eres tan tarado que no entiendes que lo que Darien me hizo es grave? Me condenó, gracias a la promiscua vida que llevaba antes de conocerme, casi que a la muerte. Por culpa de sus traumas y sus estúpidas frustraciones sexuales, las que intentaba saciar con esas malditas, ¡putas! yo estoy condenada a eso, a vivir metida en un hospital, entre exámenes de sangre, inyecciones de penicilina y más, tal vez por el resto de mi vida. Maldita, maldita, maldita sea, ¡demonios! Vamos, Serena, reacciona. Tienes un buen hombre a tu lado que te quiere; bueno, tal vez no me quiera a mí a final de cuentas pero igual... Zafiro está enamorado del recuerdo que le produce mi presencia pero aun así cuenta. Ha sido incondicional conmigo desde que le conté lo que me había pasado, me propuso matrimonio aun cuando sabía que jamás podría ser consumado y es atento, dulce, muy amable. Debo, al menos por agradecimiento, ser un poco más cariñosa con él.

Tengo que dejar de hacer estupideces como las que hice esta tarde en el auto después de salir del hospital, por ejemplo.

— Serena, bella Serena, ¿estás bien? Sé que debes estar cualquier cosa menos bien pero recuerda lo que dijo el doctor, con el tiempo todo se pondrá...

— ¿Podrías estacionar el auto, por favor?

— Claro, en seguida.

Zafiro, ay, mi bello Zafiro, estacionó el auto a un lado de la calle (aun cuando es prohibido hacerlo) y me miró como preguntándome: ¿Qué tienes? ¿Qué puedo hacer por ti? No pensé en nada y me quité el cinturón, salté de mi asiento al suyo y me arrojé a sus brazos a llorar, a hundir la cabeza en su pecho, en su fuerte pecho lleno de abdominales que siempre huele tan bien, y lloré como si se hubiera muerto alguien. Tal vez y era por eso que lloraba con tanto sentimiento. Tal vez, y muy el fondo, lloraba por el dolor que me producía haber perdido una parte de mí.

Fucking moron! Asshole! Don't you know that you can't parking on it at this side of the street?!(¡Estúpido idiota! ¡Imbécil! ¿No sabes que no te puedes estacionar en este lado de la calle?)

Le gritaba aquel enojado señor dentro de su auto estacionado a un lado del de nosotros. Le gritaba realmente iracundo ese señor a Zafiro a un lado de su camioneta mientras yo no dejaba de llorar sobre él.

Fuck you (vete al demonio)

Le dijo Zafiro en un perfecto inglés mientras al enojado señor no le quedaba más remedio que seguir su camino, que dejarnos atrás.

Millonario Atormentado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora