Compañeros de Trabajo

Capitulo 2 Pt. 4

Y de vez en cuando le encantaba invitar a personas nuevas a su guarida.
Como Harry De Souza y unos pocos más en la fiesta.
De Souza era una novedad. Unas semanas atrás le había enviado un mensaje a través de un conocido en el que le comunicaba que le gustaría presentarse en la isla para discutir un negocio lucrativo. Y Jack había aprobado que se lo incluyera en la lista de invitados.
Volvió a centrarse en las listas, y notó la seguridad especial que había en la Torre Oscura, donde retenía a su invitada especial: la hija de Stan Boyer. Su posesión más preciada.
Jack tenía buena memoria de los agravios que le habían hecho. Y había estado esperando la oportunidad de devolver las jugadas de algunos negocios que Stan Boyer le había estropeado, con los que habría podido canalizar mucho dinero en empresas legítimas.
De modo que en cuanto se presentó la oportunidad de arrebatarle a su hija, la había aprovechado. Quizá se la devolviera un poco usada... si Boyer pagaba el precio adecuado.
Aún pensaba en lo que quería.
Y no era dinero.
Tan solo algunas condiciones que lo humillaran, que lo dejaran en deuda con él. Pero esa solo era una posibilidad interesante.
Quizá fuera más satisfactorio devolverle a su hija en un ataúd y demostrar que tenía poder absoluto sobre la vida de Boyer.

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La carne estaba estupenda, en el punto que a _________ le gustaba. Las patatas asadas excelentes, esponjosas, deliciosas con la crema agria y los trozos de beicon de guarnición.
—En Industrias Boyer saben cocinar — alabó Harry mientras cortaba otro trozo de carne tierna.
—Solo lo mejor para Stan Boyer.
El comentario lo realizó él mismo. Se hallaba en el umbral, con el aspecto de una víctima de terremoto. El pelo despeinado, como si hubiera dormido el último mes con la ropa puesta. Y las arrugas de la cara habían adquirido la cualidad de canales.
—Señor Boyer —murmuró _________-—.Únase a nosotros. Estoy segura de que desde la cocina le podrán enviar algo.
—Gracias, pero no tengo hambre.
Boyer apartó una silla y se sentó a la mesa.
_________ asintió. A pesar de la invitación, le era imposible estar en la misma habitación con él sin sentirse culpable.
—No dejen que los interrumpa —añadió Boyer—. Me preguntaba cómo iban sus planes.
—Estábamos estableciendo los personajes que vamos a proyectar hacia Duarte —también él dejó el tenedor y el cuchillo—.Y he conseguido fotografías aéreas detalladas de la isla.
—Deje que las vea —pidió Boyer.
Olvidada la cena, _________ se incorporó para ir a buscar las fotos, tímida con el vestido revelador. Pero Boyer apenas la miró.