Satisfecha, salió del cuarto de baño. La expresión de lujuria en el rostro de Harry cuando entró en el dormitorio hizo que casi valiera la pena... casi. Lo esperó mientras él se ponía la chaqueta del esmoquin.
Estaba devastador con traje de etiqueta.
— ¿Lista para divertirte? —preguntó él.
—Sí —logró responder sin hacer una mueca.
En cuanto salieron de la cabaña, vieron que unas hileras de luces iluminaban el sendero y les señalaban la dirección adecuada. Al dejar atrás los árboles, no les cupo duda de a donde iban. Una estructura blanca centelleaba en la oscuridad desde cientos de ventanas.
Al parecer, la idea de la conservación de energía no había llegado a Isla Orquídea. O a Duarte no le importaba el dinero que gastaba en lujos.
_______ confirmó esa opinión al sentir el aire acondicionado que atravesaba las puertas dobles abiertas y se mezclaba con la noche tropical. Junto con el aire fresco les llegó el sonido de música.
Cuando entraron, estudió automáticamente a los invitados. Los hombres iban a la última moda en trajes de etiqueta. Las mujeres llevaban vestidos que dejaban generosas partes de sus cuerpos al aire libre. Uno parecía ser una red, salvo por trozos levemente más opacos que cubrían la entrepierna y los pezones. Pero los accesorios compensaban la falta de tela. El oro y las joyas que allí se exhibían podrían haber abastecido a una joyería.
A través de la multitud divisó a la pantera, sujeta a un poste. Estaba sentada y miraba a la gente como si contemplara su siguiente comida.
Apartó la vista del animal y vio que Niall Horan los estudiaba con ojos entrecerrados. Luego, el mañoso se inclinó hacia Carla y le dijo algo. Los dos rieron.
Ese pequeño intercambio provocó una pausa en ella. Igual que Duarte, al parecer Horan había tomado nota especial de ellos. De hecho, ya se había fijado con anterioridad, en la sala de espera del aeropuerto. ¿Sabrían algo que pudiera incriminarlos?
Vio que Harry tampoco lo había pasado por alto. No por su expresión, que no delataba nada; pero ya empezaba a aprender a leer su lenguaje corporal.
Vio que su anfitrión hablaba con Luisana y con Louis Tomlinson. La mujer era deslumbrante. Se preguntó por qué Duarte no se habría encaprichado de ella. Era evidente que el señor de la casa solo mostraba un interés cortés por la amiga de Tomlinson.
De hecho, Duarte debía de estar esperándolos, porque necesitó apenas unos momentos para dirigirse hacia ellos.
Instintivamente, _______ se acercó a Harry, quien le pasó un brazo por los hombros en un gesto que era protector y posesivo al mismo tiempo.
—Les preguntaría cómo se han instalado —indicó Duarte con suavidad—. Pero ya se me ha informado de los incidentes con mi equipo. Ha destrozado un par de cámaras de veinte mil dólares.
—No deberían haber estado en mi salón y dormitorio —Harry se encogió de hombros—. El hecho de que usted lo sepa tan pronto me indica que estaban encendidas.
En esa ocasión fue Duarte el que se encogió de hombros.
—Tengo derecho a estar informado de las actividades de mis invitados.
—Pero no de sus actividades privadas. Al menos, no de mis actividades privadas.
Entre los dos hombres crepitó tensión. Luego, Duarte sonrió.
—Supongo que si es lo bastante inteligente como para descubrir mis artilugios, entonces tiene derecho a apagar el sistema. Pero una simple petición habría sido igual de efectiva.
—Tengo un temperamento explosivo.
—Eso parece. Espero que no tengamos más motivos para avivarlo.
—Espero que no.
_______ empezaba a relajarse un poco cuando Duarte centró otra vez su atención en ella.
—Se la ve adorable esta noche, querida.
—Gracias.
—Los diamantes le sientan bien.
—-Harry es muy generoso —respondió.
—Me gustaría invitarla a mi suite privada luego.
Ella estaba a punto de objetar cuando Duarte continuó:
—Para acompañar a Harry, desde luego. Él y yo tenemos que discutir sobre negocios.
_______ miró a Harry a la espera de una pista.
—Como sabe, estoy dispuesto a hablar de un acuerdo ventajoso para ambos —le dijo a Duarte—. ¿A qué hora?
—A eso de las diez.
—Allí estaré.
—Los dos, espero —indicó el anfitrión, firme.
—Mmm —murmuró _______.
—Hasta luego. No debo descuidar a mis otros invitados.
—Desde luego —convino Harry.
_______ suspiró cuando Duarte se marchó a hablar con Niall y Carla.
—No me vendría mal una copa —dijo Harry, con voz levemente tensa.
Se dirigieron al bar, donde _______ pidió una copa de vino y Harry optó por una cerveza.
Después de beber varios sorbos, pareció más controlado.
—Deberíamos comer algo —sugirió.
Ella asintió, pensando que le sería difícil tragar bocado, aunque sabía que él tenía razón. Harry dejó la botella de cerveza sobre la mesa y comió unos canapés de cangrejo. Cuando un camarero se llevó la botella, seleccionó otra, y luego otra, sin beber más que unos sorbos de cada una. Pero si no se sabía que dejaba casi todo el contenido entero, podía dar la impresión de que se emborrachaba, impresión que él quería fomentar.
Antes de salir de Nueva York, habían ensayado el siguiente movimiento. Quizá Duarte tuviera a Caroline en alguna parte de la casa. Y si era así, tendrían que descubrir dónde.
Mientras charlaban con otros invitados, con voz un poco espesa, permanecieron juntos, el brazo de Harry en su cintura. Parecía que él no pudiera soportar la idea de dejar que se alejara.
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Compañeros de Trabajo
Romance________ estaba acostumbrada a trabajar de incógnito, pero hacerse pasar por la amante de un hombre rico era una misión demasiado peligrosa. Especialmente si el "hombre rico" era su compañero Harry Styles, quien exigía que hicieran el amor de verdad...