El chico mantuvo la mirada tensa conmigo, sin pronunciar palabra, siguió su camino. Corrí y me interpuse entre su moto y él, haciéndome quedar como una maldiga desesperada con necesidad de sexo.— ¿Cuál es tu nombre? —pregunté con una falsa sonrisa.
Venga, tienes que hacerlo.
El individuo puso los ojos en blanco y apretó los puños. Baje la mirada hacia sus manos y pude observar unos tatuajes que empezaban en ellos.
— No te lo diré, niña —su voz ronca resonó en mi oído— . Además, ¿que hace una chica como tú, al lado de alguien como yo?
Trague saliva y respondí.
— M-me pareciste..umh....¿interesante? —joder, la había cagado— Lo siento, quise decir sexy.
Él rió y la sangre se congeló en mis venas. El chico de ojos mieles se mordió el labio durante unos escasos segundos.
— Con que sexy, ¿no? —preguntó con voz seductora— Eres consciente que podría matarte, delante de toda esta gente, ¿verdad?
Era mi hora, era mi hora.
— Si, creo. —respondí y el joven se subió a la moto, negando con la cabeza, se colocó el casco y me echó una última mirada.
— Soy Bieber, cielo. —murmuró con una media sonrisa.
— Te volveré a ver, Bieber —grité a lo lejos— Está vez no te escaparás, tengo que ganar este juego.
Durante los últimos dos años la tradición había sido bastante divertida, eran unos chicos que ni de lejos se imaginaban todo lo que había montado detrás de un solo beso.
Ray era la mejor en seducirlos, Emma, demasiado divertida y Ana muy inteligente. Y en el medio estaba yo, a la que nada se le daba bien, ni ligar, ni conseguir chicos. Solo comer y leer de vez en cuando. Pero este año, estaba convencida que las ganaría a todas y cada una de ellas.
Caminé hacia las clases, no me reencontré con las chicas hasta después de el instituto, las cuales, me esperaban para ir a comer.
•••
— Debb, ¿tú que tal con el chico? —preguntó de la nada Emm. Me puse pálida
— ¿Yo? ¡Genial! —respondí con entusiasmo— Bah, a quien quiero engañar, él pasa de mí.
— Insinúate, no seas una remilgada. —exclamó Ray con las manos al cielo, haciendo que todo el bar se quedase mirando.
— No iré enseñando culo para un estupido chico —contraataqué apretando los labios.
Todas se quedaron calladas, lo que supuso el final de la conversación.
•••
6 pm
Las calles estaban oscuras, no había ruido, únicamente los grupos de cuatro o cinco jovenes borrachos que les mandan audios vergonzosos de whattsapp a sus novias.
Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta y camine ligera, deseando que mi casa estuviera lo más próxima posible, pero no era así. Una moto sonaba a lo lejos, el sonido se acercaba más y más, pero no le tome importancia.
Varios minutos después, me di cuenta de que me seguía y yo no me había dado cuenta. No le alcancé a ver el rostro, solo se puso a mi altura y se quitó el casco.
— Niña, ¿que haces sola? —murmuró el observándome— No deberías pasear sola.
— ¿Bieber, no? —respondí con una cara de joder mátame— Voy de camino a casa.
El chico se acercó a mí rostro y apartó un mechón de pelo de mi cuello, aproximándose a este, donde puso sus labios. El color subió a mis mejillas y no pude evitar soltar un grito ahogado.
— Quédate conmigo. —sus pupilas estaban dilatadas.
— Está bien, solo un rato. —acepté, subiéndome a la moto.
Pero estaba muy loca, muy muy loca.
— Agárrate, cielo. —pasé mis brazos alrededor de su cintura y pude notar sus músculos tensarse con mi tacto.
Al cabo de unos minutos llegamos a un descampado, bastante alejado. Aún no sabía porque me había subido a su moto, mi cerebro no funciona muy bien bajo presión .
El chico dejo la moto en la carretera, al lado de una farola que a duras penas daba luz.
— Ven. —ordenó con voz ronca.
— Voy. —respondí.
Llegamos a un mirador, donde se podía ver todas las luces de la ciudad, aunque entre nosotros solo había oscuridad.
— Me llamo Justin —empezó la conversación él— . Justin Bieber
— Debborah Jeans —sonreí y el chico se limpió la frente con nerviosismo.
— Está mañana me llamaste sexy. —añadió el con diversión.
Joder, se acuerda.
— ¿Yo, que dices? —respondí con incredulidad.
— Tu eres muy sexy. Demasiado —susurró el para sus adentros.
Era una oportunidad de oro, tenía que conseguirlo ahora mismo, costara lo que costara.
Me acerqué un poco, rozando el límite de espacio personal, no sabía si iba a caer de lleno, pero me sorprendí cuando se alejó y me hizo una cobra
— Joder, justin —gruñí, me había caído hacia delante.
El chico río y yo maldecía en silencio, el iba a ser muy difícil de manejar. No se entregaría a mis labios así como así. Pero lo debía de conseguir, tenia que ser mío.
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Bad Influence. | jb
Fanfiction-serás mía, cielo. -dijo apretando su cuerpo contra el mío. Ese chico era peligroso, atractivo y seductor. Era perfecto. Para romperle el corazón.