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Era un día como cualquier otro.

La gente entraba al local del famoso mago, por cualquier cosa que se les apetecía.

Ya sea por café, whisky, algún hechizo de belleza o hechizos para tener suerte en el casino, ¡lo que se les ocurriera! Por más estúpido que fuese.

BaekHyun estaba mezclando algunos ingredientes, sintiéndose un completo fracasado.

¿Cómo iba a convertirse él en un gran mago? Si se la pasaba haciendo pequeños y estúpidos hechizos, como el que preparaba en esos momentos.

—¡Cierto! —dejó salir un anciano a vivas voz. Captando otra vez la atención del joven aprendiz—, aparte del hechizo para el crecimiento del pelo, y el de las arrugas. Quisiera...

Habló con voz baja. Mientras al parecer todavía divagava en sus pensamientos.

Logrando que BaekHyun quisiera convertirlo en algo completamente desagradable, ¡¿porqué tenía que recordarle los estúpidos hechizos que sé encontraba haciendo?!

—Aparte de ésos, ¿qué? —se atrevió a preguntar él hombre joven.

Manteniendo el mayor autocontrol posible.

Ese hombre no dejaba de ser un cliente, y eso significaba que bajo ningún concepto podía ser abiertamente grosero. Aunque se muriese de ganas.

—¿Puede hacer algo para que mis dientes se vean firmes y saludables? —se escuchó otra vez la vivas e adulta voz muy animada.

*¡Nisiquiera tienes dientes ya! Pero a mí no me subestimas sólo porque no este MinSeok.* Pensó BaekHyun muy molesto.

Hoy tampoco era su día.

—Por supuesto que sí, señor —respondió él joven. Ya sin ánimos de atenderle o volverlo a escuchar nuevamente.

Sólo su maestro podía lidiar con esos hombres adultos, queriendo descaradamente hacerse los jovencitos con mujeres muchísimo más jóvenes que ellos.

Tan grotesco y a la vez tan natural. Las mujeres mayores también lo hacían con hombres jóvenes, muy jóvenes cabe destacar.

—Á... —soltó él anciano.

Volviendo a pensar en algo que decir al joven aprendiz.

—¡¡Mark!! —gruñó BaekHyun completamente molesto. Haciendo silenciar de manera automática a su cliente.

No tenía paciencia hoy día. Muchísimo menos para sea lo que sea que estaba pasando por la cabeza de ése hombre.

Aunque, ya sé veía venir algo cómo; "¿tiene algo para que se me paré el pene?" ¡No lo tenía! Y no lo quería tener.

A los segundos de haber gritado aquél nombre, apareció un hermoso perro de color almendra y pelaje liso. Caminando sin ningún tipo de apuro hacía él.

—¡¿Que haces todavía así?! —exclamó BaekHyun. Mirando al animal con exasperación.

Haciendo que el perro le enseñé los dientes amenazante. Ignoró la clara molestia del animal, y luego apuntó su dedo índice al mismo haciendo que este se vuelva un apuesto joven de largas y delgadas piernas.

—¿Porque no traes nada en la parte de arriba? Olvidalo —suspiró él aprendiz con pesadez. Llevando sus dedos al puente de su nariz—, lleva al señor a una de las mesas y sírvele lo que él quiera. La casa invita.

—Disculpe bello amigo, pero... —soltó él anciano sonriente, mirando fijamente al joven aprendiz.

*"¿Bello amigo?" ¡Yo no soy su maldito amigo!* Se quejó BaekHyun internamente.

Aspirantes a magos (LayBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora