Capítulo 29

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Para cuando quise darme cuenta ya estaba en Santa Mónica.

El viaje habia sido bastante pesado, ya  que eran unas 7 horas largas de trayecto y hacía bastante calor, pero aún y todo, ya estaba en esta preciosa ciudad.

Cogí un taxi y me dirigí a casa de mi abuela, a algunas manzanas del centro.

Desde hace 2 años que no veía a mi abuela. Al morir mi madre, toda la familia se separó y se hizo dificil vernos. Pasámos unos meses muy duros.

Jason se fue de casa para alerjarse de ese pueblo y  mi padre intentaba pasar el menos tiempo posible en casa, al paracer, todo le recordaba a ella. También, la tía Carol entró en un terrible cáncer lo que hizo que falleciera a los pocos meses.

Fue un tiempo muy duro donde todos nos encontrábamos solos y tristes.

Tenía ganas de ver a mi abuela, ella me recordaba lo que era sonreír.
Cuando era pequeña, era ella la que me llevaba a pescar o a nadar. Jugábamos a tenis en la playa y pasábamos tardes enteras viendo peliculas juntas.

Ella me contaba las anécdotas con el abuelo y el maravilloso abuelo que era.

Decía que cuando yo nací, él se emocionó. Nunca le habían visto llorar.

A los años, el abuelo murió de un ataque al corazón y la abuela dejó de hablar y no salía de casa.

Recuerdo que cuando mi abuelo falleció, le visitábamos mucho a la abuela y ella le gustaba que me quedase con ella. Solamente hacia 7 horas de viaje para estar con ella y sacarle una sonrisa.

Creo que las desgracias une a la gente.


La casa estaba tal y como la ví por última vez.

Su precioso color blanco y el jardín lleno de preciosas flores.

Toqué al timbre.

- ¿Alison? -sonrió. - te he echado mucho de menos cielo. -me abrazó con fuerza.

- Yo también a ti abuela.



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Admitiendo Mis SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora