¿Por qué? Es la única pregunta que puedes hacer y es lo primero en lo que debes pensar al levantarte pero, ¿para qué? No le veo sentido alguno.
Un día me lo vas a agradecer querido y por ello quiero obsequiarte lo más preciado que tengo: mi fé y quizás te preguntes en qué y ahora es cuando yo respondo que me abraces y sientas la calidez que solamente una madre como yo puedo darte...
Así pues hijo mío, siente mi amor recorrer cada parte de tu ser...