Llevo días sintiendo que más que ser yo misma me paso el tiempo dedicándome a esquivar todo aquello que me hace verme mal, por no mostrar las arrugas de mi alma, por no matar la felicidad de quien no merece ser destruido.
Vivo en esos días en los que se prefiere escapar, en los que la decisión de irte cada día es más fuerte, en días en los que miras aviones pasar y tus ganas de coger uno a cualquier lugar es más latente que las ganas de continuar en el que se supone que es tu hogar, días en los que quieres andar, andar hasta que llegues a la distancia que asemejas en tu mente a "escapar de todo" y que se relaciona con la nula cobertura de tu teléfono móvil.
Llevo días deseando estar a miles de kilómetros de aquí.
LAs personas deben saber, y esto es algo que me dijo un hombre sabio una vez, que a veces, no es cuestión de tiempos, sino de momentos. A veces, no es cuestión del tiempo que pasas con alguien, de las horas que podéis hablar, sino del momento en el que se hace y es que me doy cuenta de que vivimos en un mundo en el que contenemos el aire 365 días por no expulsarlo a tiempo- o quizás sea yo quien viva en ese mundo-
Me he dado cuenta que en la vida las promesas sobran ¿quien cumple lo que promete?, que son como esos te quiero que se dicen pero que jamas han sido demostrados, me he percatado de que vivimos por factores y es duro toparte de bruces con una realidad en la que sabes a ciencia cierta que ya ni las promesas son lo que antaño fueron y que las vidas que se entrelazan con la tuya están hechas de hilos de convicciones.
Y aun así, después de meses de reflexión, sigo sufriendo cada vez que alguien me hiere.
Y aun así, sigue doliendo que alguien que valoras no existan tiempos ni momentos suficientes con los que poder llegar a verte. Que mientras para ti es arriesgar y apostar, para otros simplemente es "no arriesgar para ganar"