Se encontraba saliendo de un concierto al oeste de Londres. No sabía la dirección exacta y ni siquiera se acordaba bien del nombre de la banda. Sólo recuerda haberse sentido agobiado, estando casi al borde de un ataque de pánico, y sabía que necesitaba una distracción, despejar su mente de alguna manera. Fue un impulso que lo llevó a tomar su auto y salir a conducir sin rumbo. Hasta que vio un cartel con letras neón que decía música en vivo gratis. Supo que esa era su señal.Porque no era su primera vez haciéndolo, de hecho, se podría decir que era como
un hábito: ir a cualquier concierto disponible que tenga buena música para pasar el rato. Lo amaba, no por nada era cantante. Vivía de ello.A veces necesitaba su espacio, libertad. Un pequeño lugar para sí que lo hiciera sentir que se desligaba de sus responsabilidades. Una noche en la que podría ser parte del montón, estar fuera de la presión a la que estaban sometidas las figuras más reconocidas de la industria musical, como era su caso.
Era tarde, el recital había comenzado cerca de media noche, y según calculaba, había durado unas tres horas. Estaba oscuro y a pesar de haber una cantidad considerable de gente, pocas personas lo habían visto. Después de todo no era una banda muy reconocida y se preguntarían qué estaría haciendo alguien tan famoso como él en un lugar así.
Antes de salir completamente del lugar, vio la cantidad de gente que se iba amontonando en grandes masas y decidió esperar a que se vaciara para poder hacer su escapada. Estaba demasiado cansado como para soportar los gritos y que lo empezaran a rodear y a pedir fotos, videos, y a veces matrimonio. Todo había ido bastante bien hasta entonces, no quería echar a perder su pequeña burbuja, una en la que no tenía que fingir sonrisas ni aguantar agobiantes dolores de cabeza que le seguían.
Se apoyó en la esquina del escenario, ahora vacío. Nadie se fijaría en él de espaldas, mientras esperaba que los grupos que se encontraban cerca se dispersaran y pudiera salir en paz. Su alta figura le permitía observar todo lo que estaba ocurriendo en la zona y cuando se aseguró, se concentró únicamente en el escenario.
Antes no era así. Antes, el hubiera salido con una gran sonrisa sin importar lo cansado que estuviera para que todo el mundo lo advirtiera y pudiera gastar un poco de tiempo en mimar a sus fans. Ahora era todo tan distinto. Aunque seguía queriendo y agradecía todo el apoyo que le daban, no era lo mismo. Había perdido su motivación, se volvió frío y arrogante, su gracia disminuyó hasta volverse otro chico famoso más del montón. Salía a fiestas que antes hubiera rechazado, bebía más, incluso su humor había cambiado. Ni siquiera llamaba para saber cómo estaban los chicos, sólo de vez en cuando y en ocasiones especiales.
Bueno, a todos excepto uno.
Un agudo grito sonó a sus espaldas, haciendo que se alterara y mirara discretamente hacia atrás con la idea de que lo habían reconocido. Vio a un pequeño grupo de dos chicas y tres chicos, una de ellas estaba saltando y gritando eufórica, era tan molesto que le recordó a una alarma chillona que solía despertarlo por las mañanas.
"¿Estás segura?"
"¡Por supuesto que estoy segura!" chilló la chica que en nombre de Satanás no paraba de gritar.
"¿Es en serio? ¿Viste a Louis Tomlinson, aquí?"
"¡Sí!" seguía saltando, como si tuviera algún tipo de batería de larga duración. "Iba caminando intentando encontrar un baño," explicó rápido, casi sin tomar un respiro. "Estaba muy distraída y choqué con alguien. Le iba a reclamar se fijara por donde camina y, ¡era él, en serio era él!" volvió a gritar un largo rato hasta calmarse un poco. "Incluso me habló."