Cuestión de confianza

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[***]

-Bea, esa tostada más que tostada está carbonizada- Dijo Marcos, devolviéndome al mundo real desde mis recuerdos.

-¡Me cago en la santa porquería!- Grite yo mientras me puse a recoger el estropicio que había formado. Pude oírlo reirse.

-No se de dónde te sacas esas expresiones. Del pueblo, porque como eres una cateta...- Me dijo Marcos poniéndose a recoger conmigo.

-No soy ninguna cateta, idiota. No empieces desde tan temprano. -Le dije, apartándolo de mi lado. - Y vete a la cama. Qué si no no tiene gracia.

-¿Ibas a traerme el desayuno a la cama?- Me dijo, sorprendido, con los ojos muy abiertos.- Eso no es muy típico tuyo.

-Ya ves que puedo sorprenderte.-Le dije sonriendo.-Todo es poco para mi hombre.

-Con que es eso. Un poco de sexo y ya te tengo a mi merced.-Me dijo riendose. Qué feliz estaba esta mañana.-No tenías que molestarte tanto.-Me dijo cogiéndome a pulso y sentándome en la pequeña encimera de mi cocina.- Solo hay algo que quiero desayunar esta mañana.

-¿Ah sí?- Le contesté yo juguetona.- Pide que te hago lo que quieras.

-Ui, esas palabras niña, que pueden malinterpretarse. Aunque no estaría nada mal.- Dijo sonriendo mientras se pegaba más a mi metiéndose entre mis piernas. Me encanta mi Marcos tan juguetón.

-Eres insaciable -Le dije dándole un beso en la frente.

-Si se trata de tí, si.-Y me devolvió el beso pero esta vez en la boca. Noté como sonreía contra mis labios.

-Debería haber grabado eso último que has dicho.-Le contesté cuando se separó de mí.

-Yo también se sorprenderte, nena. Por cierto, esa camiseta te queda genial, y me suena mucho.

-¿Tu crees? Es mi favorita desde hoy.- Y le regalé mi mayor sonrisa.

-¿Sí? Pues es tuya.

-¿Qué dices idiota? ¿Y que te vas a llevar tu puesto?- Dije, aunque en realidad deseaba quedármela . Era mi camiseta preferida desde el primer día que se la ví puesta. No me gustaba Simple Plan pero la camiseta había que admitir que era chulísima, y que a él le quedaba mucho más que bien. Creo que por eso me gustaba tanto.

-Bah, no te preocupes, con la sudadera me basta.

-Siempre te puedo regalar yo una de esas camisas tan monas que yo tengo.-Le dije riéndome de él en su cara.

-A idiota no te gana nadie, niñata.

-Para eso estamos Pascual.-Y le guiñé un ojo.

Justo en ese momento mi teléfono empezó a sonar. “Sin correr” inundó toda la salita, y tuve que forcejear con Marcos para que me dejara bajarme de la encimera y poder descolgar el móvil.

-A los buenos días, pitufo.- Respondí nada más descolgar.

-Que seas dos centímetros más alta que yo no te da derecho a llamarme pitufo, lo sabes ¿no?.-Contestó Keko. Adoraba sacarlo de sus casillas.

-Que ya lo se, tonto. Que yo te quiero igual seas alto o así de chiquitín.-Le dije riéndome.

-Pues yo estoy pensando el dejar de quererte.-Me dijo riéndose también.

-Bueno vale, ya paro. ¿Que te pasa?- Le dije mientras Marcos me abrazaba a mí por detrás y me susurraba: “Dile a Keko que no se cuele, que eres mía”- Por cierto, Marcos dice que Hola.-Recibí un pellizco por parte del idiota de mi novio.

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora