Capítulo 9. Café y Panecillo

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(N/a: Si hay errores lo siento, los arreglaré luego)

Miré a Scottie y luego a la mujer.

—¿Y que espera que haga con el perro? ¿Ponérmelo de sombrero?—pregunté señalando al can.

Scottie me miró alarmado.

—No lo digo enserio cariño—dije y este comenzó a mover su colita con alegría.

—Escuche señora...

—Señorita—corregí—¿De cuántos años me ve?

—Escuche señorita—la chica ignoró por completo la pregunta que le hice—Lo siento, pero no se permiten animales en el local. Son las reglas.

—Bien—dije resignada. Caminé hacia donde se estacionan las bicicletas y amarré la correa de Scottie al metal—Prometo traerte un bizcocho de limón.—susurré y Scot me miró con ojos de cachorro—No me mires así, no es mi culpa.

Me aseguré de que Scottie estuviera bien y entré al local, no sin antes darle una mirada a la empleada. Tomé asiento cerca de la ventana, donde puedo echarle un ojo al perro quien parece una estatua y tomé el menú que había sobre la mesa.

—Buenos días, el día de hoy yo seré su mesero, ¿en qué puedo ayudarle?—preguntó. Dejé a un lado el menú y cuando me centré en el mesero abrí los ojos como bolas de tenis. Tomé el menú nuevamente y me cubrí el rostro.

Santa caca; es Fred, el mesero que me había sacado del local. Solo que esta vez ya no lleva los brackets y luce una bonita sonrisa, nada digna para un rostro como el suyo.

—Quisiera un café y un panecillo por favor—murmuré.

—¿Disculpa? ¿Qué?

—¡Un panecillo y un café por favor!—exclamé en un extraño acento forastero.

—¿Sería todo?—preguntó en un tono robótico.

—Yes, yes—dije moviendo mi mano.

Con un suspiro Fred se alejó de mí y yo bajé el menú soltando un suspiro. Miré por la ventana y vi cómo Scottie le ladra a unas ardillas que hay en un árbol mientras que estas le lanzan bellotas al can.

Al parecer alguien hizo amigos.

Tomé mi celular y comencé a ver cualquier idiotez que postean en Instagram los famosos que sigo o las youtubers. Y por si preguntan, no, no sigo a los chicos en ninguna parte, ni siquiera a las cuentas que hacen exclusivamente para ellos. Mi cuenta es privada, por lo cual acepto a quien quiero y a quien y fácilmente puedo bloquear a las personas que me molestan. Después de tantos años, uno pensaría que ya el asunto entre Harry y yo debería de estar superado; error. Eso no se supera. Una vez estuviste con un famoso serás marcado de por vida, y mucho más si saliste con uno de los más grandes cantantes del momento.

—Disculpa—interrumpió una chica mis pensamientos. Dejé a un lado mi celular y la miré. Era una pelirroja con pecas y ojos azules, con una sonrisa muy bonita. En su mano tenía una servilleta y un bolígrafo y se veía sumamente nerviosa.—¿Eres Cora Wilkins cierto?—preguntó mordiéndose el labio inferior.

—La misma en persona—sonreí con amabilidad. Suelo encontrar a mucha gente que ama mis diseños en los sitios.

—¡No puedo creerlo!—chilló—Después de tantos años—suspiró con alegría y yo la miré algo confundida.—¿Has seguido en contacto con los chicos?

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora