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  -Repíteme ¿porque venimos a tu casa?- pregunte cuando caballerosamente me abría la puerta de su casa para después entrar él.

No respondió, solo se limitó a quitarse el saco, colocarlo en el perchero e ir a la cocina. Mientras el preparaba no sé qué cosa me senté en un sofá café claro. Un cómodo sofá. Tan cómodo que solo de tocarlo me daba sueño.

  -Porque tenemos que hablar de muchas cosas señorita Carvajal.-

Tomé la copa que me ofrecía porque se me había secado la garganta con solo pensar de lo que vamos a hablar. Al fin llegó la hora de aclarar las cosas y firmar lo que se tenga que firmar.

Se sentó frente a mí, con su copa en su mano derecha y con papeles en la otra.

Estaba nerviosa. El hecho de saber los términos que tenemos que aclarar me resulta intimidante. Un día dije que no quería casarme por conveniencia que cuando me fuese a casar iba a ser por amor, que no iba a atarme a un chico que no me ama, y ahora, estoy a punto de firmar un contrato en el cual postularemos que el matrimonio es simplemente por el bien de ambos. Mis piernas temblaban, trataba de controlarlas pero era imposible.

  -Bueno, ya te imaginaras que lo que tengo aquí, es el contrato que esta misma noche firmaremos para después casarnos lo más pronto posible.-

Sin más preámbulos me entregó una copia del contrato. Lo leí detenidamente  y analicé mucho las declaraciones que en él venían. No me importaba nada que no fuera la parte donde se hable de Melanie y cuando leí todas las hojas de éste sin pensarlo dos veces firmé.

Ahora sí, ya no hay marcha atrás me iba a casar por conveniencia.

*    *    *    *    *    *    *

En la empresa todo marchaba muy bien, con Evans habíamos salido varias veces a comer, cenar y en una ocasión me lo topé en el parque que está cerca de mi departamento corriendo, era la primera vez que había decidido correr en la mañana y justo ese día Evans fue a ese parque.

Me había comentado que era mejor empezar con los preparativos de la boda pero, yo no quería una boda por la iglesia y menos una tan grande como él me lo estaba pidiendo, yo quería casarme con alguien a quien amara,  solo en esa ocasión sí, casarme por la iglesia porque con dios como testigo solamente te puedes car una vez. Pero él quería que la boda fuera por lo más alto ya que su decía que solamente así su abuelo iba a creer que estaba realmente enamorado. Así que me jodí y voy a tener que casarme por la iglesia. Ya hablaríamos de eso luego, ahora lo que me importaba era Melanie ¿Cuándo íbamos a adoptarla?

Había quedado de comer con unos posibles socios de la empresa, no los conocía, Evans solo me había dicho que era importante impresionarlos y lograr que ellos aceptaran invertir en ésta. Él me iba a recoger al departamento, como futuro dueño tenía que estar presente en la comida.  

Evans había dicho que sería en un restaurante muy fino y elegante por lo que debía de lucir decente. Si bien no lo dijo tal cual pero yo misma lo supuse. Así que decidí ponerme un vestido color beige ajustado del pecho hasta la cintura, a partir de ésta caía suelto hasta la mitad de mis piernas. Era un vestido sencillo, elegante y bonito, los tacones fueron difíciles de encontrar según Kelly debían de hacer juego con los accesorios y el vestido. Se me hacía tarde así que tome unos del mismo color y un collar de fantasía bañado en plata. Como mi cabello no me daba complicaciones lo deje suelto, al ser lacio natural no era necesario utilizar una plancha para alaciarlo. Por eso amaba mi cabello. En cuanto al maquillaje solo coloque rímel y brillo labial.  Quedé satisfecha con el resultado.

Apenas estuve lista, Evans llamó a la puerta, era como si supiese la hora perfecta para llegar.

  -Que rapidez. ¿Voy tarde o llegas temprano?- pregunte abriendo la puerta.

Adoptando Un FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora