En el momento de la plenitud de sus vidas, Nanjo Yoshino y Kusuda Aina, dan el paso más importante en la relación que mantuvieron.
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El viento sopla suave y el sol baña con luz las flores en todas partes.
Brillo, el sol ilumina brillante los muros del templo, las columnas de madera tallada, y las cornisas del antiguo arco. El templo se encuentra completamente iluminado y el arrollo que recorre a través de las flores acaricia suavemente el ambiente con el fluir de sus aguas.
Sentada sobre sus piernas, a un lado del estanque, vestida con un Shiramuko blanco con delicadas decoraciones rojas, cubierta por el wataboshi, la más hermosa novia se preparaba para su boda.
-Es el momento más feliz de la vida, verdad... Nanjo?
Kusuda sonrió suavemente y siguió mirando hacia el agua que corría por debajo de sus pies.
-Es un día muy especial, Kusuda.
A lo lejos los invitados, vestidos elegantemente con hermosos kimonos para acompañar la fecha tan especial, lentamente iban tomando posiciones esperando al inicio de la ceremonia.
La familia de la novia se había reunido después de mucho tiempo, no podía ser de otra manera, la pequeña del hogar al fin partía hacia su propia vida. La niña que ellos criaron, vieron crecer y que en algún momento llegó a brillar como una estrella, después de tanto, al fin había decidido formar una familia.
-Siempre supimos que llegaríamos a esto, verdad... Nanjo?
- ... Jamás creí que sería diferente, Kusuda.
La bella novia mantenía la mirada fija en el estanque, mientras la música anunciaba que la ceremonia de boda pronto comenzaría.
Al fin formaré una familia como mis padres deseaban, ellos están tan contentos por mi y al fin estoy haciendo las cosas como debía haberlas hecho.
-Esto es lo más feliz que podríamos ser, verdad... Nanjo?
La bella novia decía estas palabras mientras que en su soledad junto al estanque, las lagrimas caían de sus ojos.
"Es así como debe ser, Kusuda" dijo Nanjo, sentada en el piano en medio su estudio.
