*1*

68 11 11
                                    



- Tal imagen no debe ser mostrada... – Dijo riendo, simulando una cortina con las manos que escondía a penas su rostro.

Yo corroboré sus carcajadas con un trago de wiskhy y sonreí dejando que unas gotas salieran de mi boca. Sentía como el alcohol subía, era ridículo pensar en... era ridículo pensar en cosas.

Entonces el me tiró un trozo de lima mordisqueado con olor a sidra barata.

- Lástima,- dije- pensé que quizá te hiciera gracia pasar el rato viendo fotos...

- ¡¡No sigas!! ¡¡Todos sabemos de qué trata!- Una voz espontánea se unió a la conversación. Obviamente, solo Julio conocía el camino hacia el chiringuito, porque cualquier otro se hubiera perdido antes por el inframundo y medio paraíso hasta llegar allí. El caso es que quedaba un "pelín" oculto entre las rocas, haciendo que ni por remoto caso llegara gente normal.

Corrí a saludar al bienvenido saltando y apretujando su cabeza contra la mía. Él por su parte, comentó que el ambiente estaba muy cargado, y que prefería ir a bañarse que quedarse mirando chuladas desnudas.

Acto seguido, me agarró los brazos y girando sin soltarme me subió a caballito. Boté un rato sobre su espalda y lo abracé. Era divertido estar sobre un cuerpo reamente caliente, pudiendo tantear cada uno de sus marcados abdominales.

- M... creo que este koala no va a tener más remedio que meterse conmigo entre un mar de medusas...- Soltó como si nada.

A mí me pareció buena idea, así que propuse a mi otro amigo que se uniera a la gran travesía. A media frase, Julio habló.

- Perdonad que os corte, pero no es precisamente "andar" lo que se hace en el agua... Aunque si te hace ilusión... Quizá inventas un nuevo estilo de nado, quien sabe...- Ironizó. Yo resoplé.

Sin bajar de mi cómoda montura apretujé mis pechos contra su cuello, sintiendo como cada pelo se le erizaba dándole un aire más salvaje.

- No me tortures así... - Suspiró algo tenso. Sin si quiera oírlo rocé descaradamente mis labios por su clavícula aterciopelada, dejando un camino de saliva por donde pasaba.

- Odio lass medussassss... - Siseé a su oreja.

Oí como su respiración se entrecortaba y cerraba fuertemente los ojos. Sabía imitar el susurro de las serpientes a la perfección, y sabía que esos sonidos rumorosos le recordaban demasiado al ruido que hacia el mar chocando contra las rocas del acantilado cavernoso. Allí sucedieron cosas que nunca deben ser explicadas... En ese instante gruñó y arrancó a correr entre un laberinto de piedras húmedas, llenas de musgos, algas y algún que otro cangrejo carpintero. Solían haber muchos por esa zona. 

Yo intentaba pegarme al máximo para no sufrir daños "extra". Ese terreno era horrible. Nunca salía de allí sin algún morado o magulladura, así que... Ese día no fue una excepción.

Al fin frenó, quedando a escasos metros de un precipicio. Ese era nuestro trampolín. Allí sobresalía un peñasco de piedra pulida y clara, perfectamente encastrada al paisaje.

- A la de una...- Empezó.- A la de dos...- hizo una breve pausa para observar mi inquietante expresión.

Sabía que no lo haría. Vamos, estaba segura. No me iba a joder así... Sentí un escalofrío. Morir por exceso de veneno "medusiano" no era mi última voluntad. Tenía ganas de teatralizar el momento;

"¡¡Dime que no!! Dime que todo esto es mentira, que volveremos a casa y follaremos hasta que se nos pase el enfado, ¡¡hasta que lo olvidemos todo!! ¡¡Dime que esto no acabará así!!"

Una sonrisa fugaz cruzó mis labios, no teniamos casa, ¿para qué? 

Sentí como sus brazos dejaban de columpiarme y me depositaban en tierra firme. De un brinco, alejé mi cuerpo de ese peligro público. ¡Ese hombre estaba como una cabra! Con un puchero en proceso de mejora le di la espalda y me quité la camiseta, quedando en bikini y short. Volteé ligeramente la cabeza, para ver que hacía. Abrí los ojos como platos al descubrir que no apartaba la vista de mi trasero ni un segundo. Era un maldito guarro.

Durante la dos horas siguientes, no paramos de perseguirnos y de tirarnos algas, hasta que el muy aguafiestas de Álex nos cortó la diversión.

- ¡¡Una bolsa de macarrones y sacos de dormir os esperan!! Lo digo porque ya hemos tapado la entrada, ya que iremos una semana a Huesca.

Obviamente nuestras protestas no sirvieron de mucho, y tuvimos que buscar una zona cómoda para pasar la noche.

Ya entre nuestros algodones calentitos, observábamos.

- ¿Oye, ves esa estrella de allí?- Preguntó Julio- Se parece a ti. Recuerdo ese día en que te conocí.- Volteó levemente el rostro y vi su sonrisa perfecta.- Recuerdo... Cuando te encontré peleándote con esa roca, mientras la reñías diciéndole lo mala que era... Y te herías los puños. Estabas dejando una estela de sangre, a cada golpe le ponías un nombre, lo gritabas.

Yo reí un poco, y seguí la historia desde mi punto de vista, con un susurro que se perdía entre el rumor de los mares.

- Tus ojos azulados se fijaron en mí desde un día... Que no recuerdo. En una situación... Loca. Lo único que recuerdo a la perfección es el estado de ánimo en que me encontraba; Demasiado enérgica, demasiado ilusionada, demasiado efusiva, demasiado frustrada, demasiado inestable... Demasiado diferente. Demasiado... rota. Los nervios habían inundado mi cuerpo como si de una infección se tratase, y habían hecho de mí una chica rabiosa, una chica rebotada contra todo, una chica que cuestiona.

- Cierto, y los dos sabemos que en este sistema no se debe pensar ni cuestionar, ni contestar ni replicar, ni sonreír ni crear... ¿Verdad? El problema es que nuestras mentes inquietas son curiosas y no entienden. Al no entender...

- ¡Al no entender...!!- Gruñí, exaltada.- Se formulan preguntas sin parar, y las preguntas sin respuesta derivan a inseguridades y odios, nos indignamos y acabamos recluyéndonos del resto al no encontrar algo que se fije a nuestra mentalidad, que encaje, una persona o una sociedad con la que se pueda conversar, compartir pensamientos, romper esquemas... Y los dos sabemos que la gente... la gente tacha de locos a los que van... ¿a los que van rompiendo esquemas?- Inquirí, sintiendo como mi corazón se aceleraba. A mi cuerpo le emocionaba hablar de eso.

Él reía, de tanto en tanto le entraban esos flipes a uno de nosotros, y al final todos acabábamos nerviosos, siendo unos peligrosos conspirantes de la vida.


You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 24, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

¡¡Ajo y agua!! (A joderse y aguantarse)Where stories live. Discover now