La verdad sobre Severus Snape

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-¡¡Tú!! -exclamó Voldemort.

Tanto los mortífagos como los alumnos y los miembros de la Orden soltaron exclamaciones de sorpresa.

-Sí, yo -respondió Severus, firmemente-. Tengo muchas cosas que contarte, Tom.

Voldemort tenía el rostro desencajado. Jamás habría imaginado algo así.

-Eres mi servidor más fiel -afirmó el mago tenebroso-. ¿Por qué diablos te has hecho pasar por Dumbledore?

Severus esbozó una sonrisa ladeada. En el Gran Comedor reinaba un silencio sepulcral: todos estaban tan sorprendidos como Voldemort (excepto Sarah y Lily, que ya sabían la verdad).

-Estás un poco atrasado -repuso Severus-. Hace más de dieciséis años que mi lealtad ha cambiado.

-Que tu... -balbuceó Voldemort-. ¿Cómo que...?

Severus volvió a sonreír. Era consciente de que Voldemort tal vez lo acabase matando, pero no sin antes haberle soltado la verdad a la cara.

-Pero... -siguió hablando Voldemort-. ¡Severus! ¡Tú mataste a Dumbledore! ¿O no?

Todo el mundo contemplaba la escena, expectante.

-Él me lo pidió -explicó Severus-. Se puso un anillo con una maldición; iba a morir de todas formas, no había manera de salvarlo. Así que... me pidió que fuese yo quien le lanzase el Avada Kedavra con el fin de seguir engañándote a ti. Así, seguirías confiando en mí. Me nombrarías director de Hogwarts y yo protegería a los alumnos de manos de los Carrow.

En los rostros de los allí presentes se reflejaba la sorpresa y la confusión. Se oyeron algunas exclamaciones ahogadas; y Severus esbozaba una sonrisa triunfante.

-¡¿Por qué te pasaste al bando de ese viejo chiflado?! -gritó Voldemort, lleno de ira-. ¿Eh, Severus?

-Porque debido al contenido de una profecía, te propusiste matar a mi hijo.

Voldemort hizo una mueca de desagrado.

-¿A tu hijo? -se extrañó-. ¿Tienes un hijo?

-Sí. Tengo un hijo y una hija.

Voldemort lo miró con cara de asco. Se sentía herido en su orgullo por haber sido engañado desde hacía tantos años.

-¿De qué profecía me hablas? -inquirió bruscamente.

-No puede ser que no la recuerdes -dijo Severus-. "El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca..."

-¡¡Ésa es la de Potter!!

-Exacto. ¿Por qué crees que te pedí que no lo matases?

Voldemort se quedó con la boca abierta, incapaz de articular palabra.

-No querías hacerme caso -siguió hablando Severus-. Entonces, acudí a Dumbledore. Y desde ese momento, le he sido fiel a él.

El Gran Comedor estalló en murmullos. Aquello sorprendió a los presentes incluso más que la explicación sobre la muerte de Dumbledore.

-¡Sarah! -exclamó Anthony Goldstein-. ¿Es eso cierto?

La muchacha asintió con la cabeza.

-¡Pero...! -siguió hablando el Ravenclaw-. ¡¿En serio?! ¡¿Snape también es tu padre?!

-Sí, claro -respondió ella, en voz baja-. Harry y yo somos mellizos. Éramos mellizos -rectificó, y sintió una punzada de dolor al recordar que su hermano había muerto.

La elección de Severus: Entre luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora