Capitulo 2: Una vida de mentiras

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Y aquí vamos, segundo intento, después de estar con el corazón roto y ver como todos mis amigos pasaban una infancia feliz con sus familias en épocas Decembrinas, o en otras épocas familiares yo veía como los demás niños reían y jugaban mientras yo me quedaba en casa practicando o usando las maquinas mas novedosas del gimnasio de mi padre el cual siempre estaba disponible para una 'pequeña' sesión de 2 horas de intensidad y dolor sobre todo en mis piernas que a veces no respondían. 

El dolor siempre era intenso pero todo volvía a la normalidad después de estar en la tina a unos 10 grados bajo cero como por media hora, era un esclavo virtualmente de el afán loco de mi padre porque fuera como el me decía:

- Hijo alístate que para mañana seras el mejor del mundo.

- Claro papà, ya me alistare  -Pero lo que en verdad quería era ser un chico normal. 

Normal para mi no existía porque en mis estudios era un chico corriente aunque con malas notas, todo lo compensaba haciendo trabajos extra o con exposiciones que era lo que mejor se me daba, y ni hablar de las chicas porque las que se me acercaban parecían tener un cartel en la cara con la palabra: 'CORRIENTE' ; tal vez porque aquella chica que yo veía no la volvería a ver nunca jamas, porque se los juro como ella no encontraba a nadie igual, era tan perfecta tan maravillosa y sin conocerla solo con esa mirada tímida quizás y esa pequeña sonrisa fugaz se me hizo mi mundo en las noches, sobre todo cuando estaba recostado en mi cama de noche con el cobertizo de la casa levantado viendo las estrellas y la luna, admirando miles de cosas extraordinarias, porque wow la vista desde Milan es preciosa, pero pensaba siempre en una sola cosa y era en encontrar una chica como ella, alguien que pasara de lo corriente a lo extraordinario en tan solo un segundo, lo que todos llamarían una exquisita obra de arte, pero en mi mundo lleno de música no existía ninguna igual. 

Primera Crisis

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Primera Crisis

Una de las peores cosas que podría vivir a los 14 años, para un chico que tenia pocos amigos era de confiar demasiado en las personas porque pensaría que los demás tendrían un corazón tan bueno como el mio, pero no seria así, habían quienes se burlaban por no tener novia o amigas, otros que hablaban mal de mi relación familiar y eso me obligaba a cerrarme en mi propia oscuridad entre mi propio vació y a tragarme las cosas solo y lo aprendí con una frase, de esas que te acaban, de mi padre:

- No confíes en cualquier palabra, sonrisa, beso o abrazo, las personas saben fingir muy bien

- Gracias papa, eres mi superheroe -Le dije entre lagrimas a la única persona que pensaba que jamas me abandonaría. 

Pero cuanta razón tendría en que el dolor mas grande de todo esto lo llevaba el, mi papa mi superheroe, mi super papa, el hombre invencible que jamas lloraba ni cuando su único hijo lloraba porque no tenia amigos por ser rechazado, no aquel hombre era de roble fuerte que jamas se doblegaba ante nada ni nadie.

Pero fue un día de esos que marcan tu vida mucho mas que un tatuaje permanente, lluvioso y tormentoso en el puente principal allí estaba mi papa esperándome como siempre después del entrenamiento en nuestro coche blindado con pantallas de televisión atrás con sillón declinable y aire acondicionado, allí estaba pero no era el mismo de siempre, tenia una cara de espanto, una irreconocible mirada y una barba la cual el nunca se dejaba crecer, tanto así que parecía desaseado, y al verlo con esa mirada que solo denotaba tristeza me atreví a decirle:

- Papa te pasa algo? - le dije algo titubeante

- Nada hijo, solo que tuve un mal día. - Respondió acongojado y con un tono tartamudeante, fue en ese momento que me preocupe.

- En serio pa, te noto algo deprimido, todo esta bien? - Volví a responder con la voz quebrada

- Hijo... todo va a estar bien, pero por ahora debemos llegar a casa - Volvió a responder con una lagrima entre sus mejillas y un tartamudeo irreconocible del gran Frank.

- Pa... estamos juntos en esto verdad? - Le dije con un enorme nudo en la garganta.

Y sin mas que decir arranco el carro y condujo como si tuviera prisa y me hizo sentir el inminente miedo de una colisión mas de una vez, yo solo ansiaba llegar a casa pronto para que dejara el volante, esta vez no hubo película en las pantallas, ni platica ni nada de risas, un silencio estruendoso, y lo peor de todo es que no sabia la razón del porque estaba así.

Hasta que una voz conocida llego a romper ese silencio que penetraba toda la casa, era mi buen tío Andreas, el si que sabría como animar a mi papa, (me dije a mi mismo) llego con una gran sonrisa y me alzo hasta el techo, llenando de felicidad por unos pequeños instantes la sala de nuestra casa que parecía de aspecto fúnebre.

Después de jugar a la play los tres juntos y de tomar casi dos litros enteros de Limonada de hierba buena que era una de las mezclas que mejor sabia preparar Andy, me estaba quedando dormido y mi papa como todo buen padre me cargo hasta la habitación para que descansara, pero después de unas cuantas horas por esa casualidad y castigo del destino que le gusta jugar y ensañarse con quien le plazca, desperté para poder ir al baño pero cuando volvía de regreso a la sala vi una de las peores escenas que jamas mis ojos habrían visto, era mi padre llorando y Andy trataba de consolarlo pero lo peor habían copas rotas, la play estaba destruida y por el balcón habían arrojado los relojes mas caros de la colección de mi padre, y me asuste demasiado aunque ellos aun no notaban mi presencia, solo escuchaba a mi padre decir una cosa:

- ¡Todo lo que he hecho ha sido por recuperarla a ella,  no he descansado ni un minuto de mi vida por verla feliz junto a mi, jamas me había preocupado por otra persona tanto como lo hago por ella, para que? ... para que me siga diciendo que sigo siendo aquel hombre mujeriego que fui en el pasado, cuando mi cambio fue por recuperarla a ella! -Decía entre lagrimas

Fue allí donde descubrí un oscuro vicio de mi padre, los cigarrillos, eso era lo que lo consumía por dentro y que hacia ver su aspecto desaseado, pero no solo eso, también vi que tenia el corazón destrozado por mi madre y que aquella gran mujer que siempre ha sido mi madre lo había cambiado todo, todo el mundo entero y una vida de Disney por una simple ilusión pasajera; después de recoger una de las cajas de cigarrillos escuche de nuevo un grito de mi padre haciendo que de repente soltara lo que traía en mi mano, delatando así mi presencia en aquella escena de terror.

- Que horror! - dijo Andy con voz paternal - El niño no debe verte así Frank

- Hijo vete a tu cuarto! - Respondía mi padre con algo de furia

- Pa... yo solo quiero verte sonreír - Solté, después de derramar las lagrimas mas estruendosas de toda mi vida, era como si pudiera escuchar fuertemente cuando cada lagrima caía sobre el piso de cerámica que estaba manchado con el dolor profundo de una familia.




Mi vida a los 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora