-Has vuelto. Temía que no lo hicieras más.- Un mundo abismal, inerte. Alguién imaginario, sin vida, inexistente en el mundo de los mortales. Esa voz tan conocida que al escucharla me contengo para no saltar a abrazarlo y llorar en su hombro. Me mantengo firme.
-Supongo que es bueno que tengas ese miedo presente, algún día no volveré.- Una respuesta llena de indiferencia de parte de alguién que ha sufrido demasiado, alguién que disfrazó su ira con una sonrisa toda su vida y ahora no sabe como dejarla ir. Yo.
El silencio se volvió a hacer en ese mundo infinitamente blanco, en ese vacío entre los dos. Nos observamos en completo silencio. Él vestía de traje y corbata, como siempre, a diferencia de mí, solo traía puesto un gran sueter varonil de tonos verdosos y dorados que me traía turbios recuerdos de alguna otra vida y que aún emanaba una de esas dulces colonias que suelen usar los muchachos de su edad.Después de permanecer en silencio largos minutos, él se acercó y besó con delicadeza mi frente, sentí como los bellos de mi cuerpo se erizaban y los pecados de toda una vida ajena a la mía trepaban por mi espalda hasta llegar a mis mejillas, y por un segundo estas se tiñeron de un cálido rojizo.
-Vamos, prometiste vivir por los dos.- Acarició una de mis mejillas, sonriendo con ironía y afecto hacia mi persona.
-Esta vida a veces te obliga hacer cosas que no quieres, ¿Puedo culpar a todo lo demás si algo malo sucede?- Susurro de manera inocente, no era necesario elevar la voz para que me escuchase, él siempre tiene toda su atención en mí y el silencio que hay en ese lugar es tan incómodamente relajante, que después de tanto tiempo uno se acostumbra a hablar en susurros.
Él parece estar orgulloso y sonríe, acomodando los largos mechones castaños que conforman mi flequillo, para luego alejarse y perderse en la nada misma, sin nada más que decir. Sin despedirse.
Solo me limité a sentarme en el suelo y mirar como se alejaba sin mirar atrás, confiado de que esa no sería la última vez que me vería.Las horas pasaban, una tras otra, y yo seguía en la misma posición, no me moví en ningún momento, solo me dediqué a respirar, parpadear y observar el blanco infinito de ese abismo. A simple vista, parece ser tan divertido como ver pintura secarse al sol, no obstante, lo disfruto. Pasadas solamente cuatro horas, como siempre, me levanto sin decir ni una palabra, le dedico una sonrisa a la nada, sintiendo como mis ojos pican y se humedecen; comienzo a caminar en sentido contrario por el cual se marchó él. Mañana lo veré de nuevo, aunque no quiera, lo haré. Es una promesa.
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Esquizofrenia
ParanormalVivir tratando de ser alguién que no eres. Vivir sabiendo que no eres normal, que eres demasiado diferente al resto y mortificarte cada día por eso. Conocer a alguién, la primera persona que se interesa en ti, y arruinarlo todo para siempre. Vivir...