Sábado, eran las 7:15 am cuando un sonido repetitivo y molesto comenzaba a taladrar mi cerebro, un reloj tan viejo que al mirarlo no podrías distinguir que función cumplía. Era hora de comenzar un nuevo día que por cierto era espléndido.
Ahí estaba yo, lista para comenzar esa lucha que me había propuesto ganar, esa lucha interminable, esa batalla que debía librar día a día, hora tras hora, minuto a minuto.
Había tomado la difícil decisión de luchar contra mí misma, contra esa voz en mi interior que no callaba nunca o ese ello o súper yo que había cobrado tanta fama en los últimos años y tenía tantos nombres como puedas imaginar.
Yo he decidido llamarla dardos en la mente.
Los dardos como los conocemos son lanzados desde distancias no muy largas con el fin de dar en el blanco en la parte más valiosa de un tablero pegado en una pared y causar un daño irreparable ya que la única manera de volver a poseer un tablero sano era reemplazando el dañado. Hace un tiempo vengo meditando en eso mismo, en todas las acciones que hacemos a diario, en todas las decisiones que tomamos sin darnos cuenta que estamos siendo dominados por nuestra parte malvada y egoísta. Pasamos nuestra vida reemplazando lo que no sirve, simplemente porque no tenemos el coraje de arreglarlo. Nos damos cuenta cuando le hemos dado lugar a esa parte cuando nos arrepentirnos de nuestras acciones, cuando lo que hicimos o dijimos no era lo que en verdad queríamos y sin planearlo o desearlo rompemos una relación o fallamos o dañamos a alguien.
Me dije basta, no voy a escuchar más a esa vos, no voy a dar más lugar a esos dardos sólo me dejaré guiar por lo que es correcto lo que se me enseñó de niña que debe ser, lo bueno, amable, lo que genera buenas acciones, buenos pensamientos, tal vez un mundo mejor, tal vez mi mundo mejor.
Tengo entendido que vivir así es más saludable para mi cuerpo, mi alma y mi mente, que genera nuevas relaciones y abre puertas no viciadas de vanidades. Eso quería yo y si era necesario luchar contra mí misma a diario estaba dispuesta a portar con mucho honor mi armadura.
Sé también que las armaduras pesan, que es difícil moverse con ellas y más aún luchar, pero aun así quería pagar el precio. Así que me aventuré a un nuevo día.
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¿DARDOS EN LA MENTE?
Novela JuvenilUna Novela reveladora que cuenta la historia de una joven que atraviesa un conflicto interno, la toma de una decisión que cambiara su vida y su visión. La respuesta a un sin fin de preguntas que te sorprenderá hacia donde te dirige. ¿DARDOS EN LA M...