Capítulo 5; estrategias diferentes para misiones suicidas

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Capítulo 5:
"estrategias diferentes para misiones suicidas"

-Maldición, Aria. Concéntrate.

Lo miro con cara de pocos amigos, me pide algo de lo que no tengo control.

Afirmo mis piernas y levanto mis brazos, poniendo una posición de defensa, mientras lo animaba con mis manos a que lance un golpe, lo cual hizo, pero rápidamente lo esquivo al igual que los que siguieron.

-Eso no es luchar, es evadir golpes como una gallina.

-Mi idea es no salir golpeada, y siendo gallina lo estoy logrando -hundo mis hombros, completamente segura de lo que estaba diciendo y haciendo.

Segundos después vuelvo a tener la cara contra el césped.

Era claro que mi fuerte no era la lucha cuerpo a cuerpo, jamás tuve que recurrir a ella, pero tampoco a una gran extensión de mis poderes, más que sólo usarlos para espantar, como aquel día en la feria. También era claro que no sabía controlarlos en su totalidad, pero aún así me tienen entrenando, o el intento, con el cuerpo.

El entrenador, el hombre que vi la primera mañana aquí, habló con Deméter para la asignación de alguien que me ayudara con la defensa física. El poco afortunado, Bellamy, fue seleccionado para ello, con la excusa de que el muchacho fue escogido para esa tarea entre todos sus ayudantes.

La contextura de Bellamy era alta y maciza, portaba un cabello medio largo y negro, acompañado por ojos de igual de oscuros y profundos. Rondaba los veintitantos, pero a pesar de su corta edad, la mayoría del tiempo imponía demasiado.

En estos momentos no mantenía su compostura seria y dura, como era usual, ya que soltó un bufido en el intento de reprimir una risa, pero no lo consiguió. Se burlaba de la manera en la que caía, sólo por no querer devolver el golpe. Así que con algún trozo de césped en mi mejilla, reí de igual manera, pero aquella sonrisa se borró cuando Deméter se cruzó en mi vista con sus rasgos marcados por el hartazgo y mirada reprobatoria.

-Llevan casi una semana entrenando y aún no veo que Aria pueda lanzar un golpe sin quemar todo -el chico se refirió a esto como si fuese lo peor que podría pasar. Su argumento era sostenido y probado por los primeros tres días en donde él presenció esas escenas, en donde, sin gracia recibía golpes, desencadenando molestia y enojo, finalizando en Bellamy esquivando algunas llamas que se escapaban de mis dedos.

El pelinegro no se tomó muy bien las palabras de Deméter, ya habíamos escuchado eso mismo ayer, y el día anterior, y el anterior. Días en los que ninguno de los dos le dio una respuesta. Y antes de que Bellamy emitiera un sonido, me adelanté con mis palabras atropelladas.

-No le veo nada de malo a no aprender a luchar, estoy aquí por protección, y no más que eso, ¿verdad?

Mi entrenador, o algo así, primero me miró con dudas y luego con orgullo disimulado. Posteriormente giró la cabeza a Deméter, como si lo quisiera hacer sentir mal, para que se vea obligado a hablar, pero éste decidió no dejar que ni una palabra salga de sus labios.

-Quieren entrenarte porque te mandarán a misiones suicidas, las cuales creen que tú podrás enfrentarlas por ser la hija de uno de los tres grandes -Connor tomó el control y toda la atención de la conversación, aunque no había emitido ni un sonido, simplemente se mantenía sentado en el suelo a un costado comiendo no sé qué-. Lo cual es estúpido y abusivo, cualquiera puede cumplir esas tontas misiones, pero ellos no quieren levantar su estúpido trasero de sus asientos.

Yo por mi parte escuchaba atentamente cada palabra desinteresada que salía de la boca de Connor. Con el ceño fruncido giro la cabeza para mirar al ojiazul, el cual ya no estaba, y así confirmando lo que acababa de decir mi compañero y confidente en estos días.

Ojos de fuego azul: la hija de Hades. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora