Una Luz

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La voz demandante de JongIn la estremeció de lleno, cerró sus ojitos esperando algo que fuera hacer su padre, tal cual lo hacía con su papi, un forcejeo, en empujón, sin embargo... No ocurrió nada. La pequeña corrió hacia su dormitorio y se encerró como se lo había indicado KyungSoo hace meses. "Cuando papi JongIn no parezca él, enciérrate en tu cuarto, luego yo iré por ti". Esa frase le dejó una sensación de extrañeza en la boca del estómago, no comprendía porqué. Pero últimamente su papi JongIn no parecía él, odiaba verlo enojado, le daba terror.

KyungSoo y JongIn se quedaron a solas. 

El castaño se paró del mueble, pues sentía que estar sentado le iba a dar una desventaja sobre su esposo. Se irguió, queriendo parecer autoritario, pero en realidad... Quería ir con SoHyun y cuidarla. Temía por los dos.

— ¿Me puedes explicar quién mierda es él y porque lo dejas entrar a MI casa? 

KyungSoo se sobrecogió al oír el tono lúgubre de JongIn. —Es el papá de un compañero de SoHyun. 

—No me gusta. No quiero que estés a solas con él. Ni con nadie. 

—Estábamos con los niños, no lo malinterpretes. 

JongIn se quiso acercar y KyungSoo retrocedió a similitud. Los ojos del castaño fueron a la cocina que estaba a unos pasos. Cocina. Cajón de utensilios. Cuchillo. Defensa propia.

Era increíble lo que estaba pensando. Hasta que punto había llegado todo el asunto. Pero aunque haya tenido ese pensamiento por un microsegundo, sacudió su bóveda craneal, no se atrevería, no era tan valiente.

JongIn fue más veloz, aprovechando el debate mental por el que estaba pasando KyungSoo. No obstante no lo golpeó como esperó el bajito. Lo besó con demencia. JongIn, dentro de su atolondrado ser, tuvo la necesidad de marcar al de piel nívea, como un recordatorio que le pertenecía, que era total y absolutamente suyo. Así que sus dedos presionaron en la nuca para crear más fricción, pero KyungSoo no correspondía. Estaba con los ojos fruncidos y labios tiesos, forcejeando para que lo liberara. Le asqueaba el sabor a alcohol y nicotina sobre los labios de JongIn. 

El moreno quiso introducir la lengua, pero KyungSoo no se lo permitía. Tenía los labios sellados con decisión. Al reparar que el otro no cedía, el cabreo lo sobrecogió. KyungSoo no correspondía a su beso. Era inquietante.

—No te quiero volver a ver junto a él y mucho menos a solas — lo tomó del brazo y apretó su húmero —. No es una amenaza, solo una advertencia. 

Cuando lo soltó, JongIn ser perdió en el pasillo encerrándose en el baño. Tenía el ego herido y la poca cordura que gozaba le vociferaba que se alejara. KyungSoo tragó sus sollozos mordiendo su labio inferior. En ese instante supo que JongIn podía hacerle daño y tuvo miedo. 

***

Seis meses después

Pese a las advertencias proferidas por la boca hipócrita del moreno, KyungSoo no se amilanó. Al contrario, le dio rabia. Quería dejar de ser esa marioneta andante, tenía que sentir que vivía de alguna u otra forma. Así que de manera cuidadosa, para no ser atrapado, se reunía con Sehun y HyunBin cada tarde laboral. 

KyungSoo y Sehun se hicieron muy unidos, como se lo esperaban, pasaron de hablar temas de los niños y sobre inicial, a los gustos literarios que compartían, hasta contarse anécdotas personales pasados, que llegados a un punto, fusionaron sus vivencias para convertirlas en acontecimientos recientes. 

KyungSoo ya no se sentía desolado. 

Las reuniones con Sehun y su hijo en las primeras semanas, eran amenas y espontáneas, sin embargo, pese a ello, KyungSoo se mostraba reacio cuando el alto intentaba pasar la valla de lo cordial y aspiraba un terreno desconocido y doloroso para el otro. Cuando ocurría aquello, KyungSoo ponía una expresión indescifrable y todo el buen ambiente se arruinaba. Así que Sehun fue más inteligente, dejó de insistir, algún día KyungSoo le abriría su corazón y él lo escucharía atentamente.

OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora