Calor

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Hola! Primero que nada, lamento no haber actualizado desde hace tanto, pero surgieron un montón de cosas que no pude ignorar. Pero no quiero aburrirlos con eso. Este capitulo es mucho mas largo que el anterior. Me debatía enormemente si editarlo y cortarlo o dejarlo como estaba. No tuve corazón para lo primero, así que disfruten si les gusta los capítulos así.

  *Errores ortográficos corregidos.  

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Luego de unos días de evaluar su situación y de planear como escapar de una de las ciudades más protegidas del mundo, una noche después de reunir todo lo que necesitaba, logro salir del edificio y comenzó a escabullirse entre las calles. No quiso mirar atrás, no porque pensara que se arrepentiría, si no por saber la tristeza que le embargaría a su amigo cuando sepa que ya no estaba. Salió de la cuidad y llego hasta la entrada de la impenetrable selva. No contó con las panteras que, ocultas y silenciosas en la oscuridad, custodiaban la frontera y no dudaron en acecharlo como una presa.

—Parece que decidió salir de viaje, James. —La voz del mismo T'Challa le erizo la piel. Lo habían descubierto.

—Yo creí que tenía derecho a irme si quería. —Le contesto dándose vuelta para enfrentarlo.

Traía su traje de Pantera Negra, aunque sin el casco. Había olvidado que el rey era un guerrero veloz y bien entrenado. Además de que tal vez los sirvientes habrán notado algún movimiento extraño por su parte, por no olvidar a las Dora Milaje que tenían ojos en todos lados.

—No llegaras muy lejos con los pocos recursos que llevas. ¿Esta es la decisión que tomaste al final?

—Se arreglármelas bien, saldré adelante. No hay nada para mi aquí, T'Challa. Pero tal vez allá afuera tenga una oportunidad.

—Déjame abogar por ti si es lo que estoy pensando.

—No, tengo que enfrentarlo solo. Por eso, no le diga a Steve que me vio, es capaz de pelear con usted y salir a buscarme.

—Está bien, James. Buen viaje.

El rey parecía entender su situación, y que le haya dejado ir sin querer detenerlo fue un gran alivio. Con una mirada y un gesto de mano, las panteras le abrieron el camino mansamente. Así, con un silencioso gracias, abandono Wakanda.

***

No iba a mentir, le costó un poco de trabajo llegar a América. Pero después de dos semanas cruzando fronteras ilegalmente y parando en distintas ciudades para conseguir dinero, comida y ropa, llego a Estados Unidos pensando en cómo encarar su situación.

No tenía un plan armado en mente, ahora que se encontraba parado al frente de la Torre de Los Vengadores. Llevaba una gorra que ocultaba su cara, pero la gente que pasaba a su alrededor lo veía como si fuese un vagabundo. Tal vez era por la chaqueta gastada y que le faltaba un brazo. Suspiro sintiéndose incomodo de repente, su aspecto no era el mejor aunque no era algo que le robara el sueño. Al menos no ahora, ya no como antes.

Alzo una vez más la vista hacia la inmensa torre. Sabía que sus habitantes se encontraban allí, porque mientras vigilaba el edificio, más o menos hace una hora un quinjet aterrizo en la cima siendo custodiado por la armadura Iron Man.

Iba a ver por fin a Stark y se iba a enfrentar a lo que sea que él quiera hacer con él.

De nada valía retrasar lo inevitable.

Se encamino hacia la entrada y abrió la puerta tranquilamente a pesar de estar custodiada por dos grandes guardias. Sabía que además de eso, la tecnología del lugar iba a escanearlo para ver si era una posible amenaza. A pesar de que dijeron que este lugar tenía las puertas abiertas a quien lo necesitara no iban a dejar de tomar sus precauciones. El sitio era muy pulcro y fino, tanto que podía ver su reflejo en el piso blanco. Desentonaba con el lugar, pero no dudo en acercarse a la recepcionista.

Amanecer de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora