Primer capítulo.

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-Tienes que asumirlo, ___. -Me susurró Sophie. -No puedes pasarte todo el día metida en casa.

Me sequé las múltiples lágrimas que brotaban de mis ojos, y miré sus preciosos ojos grises.

-Tu no lo entiendes. -Miré al suelo, procurando no llorar más. -No lo vas a entender hasta que no te pase. -Suspiré. -Que ojalá no.

Sophie me abrazó, y algunos de los mejores momentos que había vivido con ella me invadieron mi mente.

-Siento no haberme preocupado de ti tanto como debía todo este tiempo. -Musitó. -No era mi intención.

La miré a los ojos un segundo, intentando hacerla entender que precisamente esa era una de las cosas que menos me importaba ahora.

Obviamente estaba cambiando de tema.

A mediados de el curso pasado, Sophie se encontró en una fiesta con Anna, una chica que cursaba nuestro mismo año, bastante prepotente para mi gusto.
La cuestión es que Anna, empezó a quedar con Sophie.
Por aquel entonces, Sophie era mi mejor amiga.

Al principio no me molestó. El problema fue cuando Anna comenzó a darme de lado.

Anna nunca me había cuadrado, pero no noté demasiado la ausencia de Sophie por que tenía a Neithan.

Supongo que pensaba que me quería. ¿No? ¿Por qué no iba a pensarlo? Él me sonreía cada vez que me veía. Me besaba cada vez que me tenía cerca. Llevábamos cuatro meses juntos, cuatro meses muy largos.

Desgraciadamente, al igual que nada es imposible, nada es eterno.

Recuerdo que el me prometía infinitos.
Pero hay infinitos más largos que otros.
Infinitos que nunca acaban, o infinitos que finalizan con la primera chica que se te pone por delante.

-Da lo mismo. -Aclaré al final.
-Lo que no puede ser es que te quedes en casa. -Hizo una pausa. -Ya han pasado dos meses y no has salido más que para hacer la compra, ___.
-No me ha apetecido, simplemente.
-Bueno. -Sophie se levantó de la cama, se pasó las manos por los pantalones y suspiró. -Pues arréglate, que hoy nos acoplamos a un botellón.
-Oh Dios. -Me tumbé en la cama y me giré sobre mi misma hasta quedarme boca abajo contra la almohada. -No me hagas esto.
-Venga ya, ___. Si nunca has estado en uno.
-No, pero se como va eso. -Levanté la cabeza de la almohada y le miré. Su pelo color caoba caía rebelde más allá de sus hombros, hasta llegar a la mitad de su espalda. -Y no me apetece nada arreglarme.
-Pues no te arregles, ya te arreglo yo.

Puse los ojos en blanco.

Sophie rebuscó entre los cajones de mi armario.

Al medio segundo, sacó una falda con vuelo azul celeste, de tiro alto.

-¿Cómo nunca te has puesto esto?

Me encogí de hombros y siguió buscando.

-¿Y esto? -Dijo sacando una blusa negra semitransparente.
-La mitad de las cosas que tengo las he heredado de mi hermana.
-No sabía que Jocelyn tenía ropa tan bonita.
-Es una pija.
-¡Que va! -Continuó, mientras soltaba la blusa y seguía rebuscando entre los rincones abandonados de mi armario. -Tu hermana viste fenomenal.
-Es una pija. -Repetí.
-Anda calla. -Sophie rió. -Que sí por ti fuera habría educación física todos los días, y siempre llevarías el mismo chandal.

Señaló mi ropa.

En verdad, adoraba mis pantalones de chandal grises que se ajustaban en los tobillos.

-No es cierto. -Repliqué, mientras doblaba la ropa que Sophie iba extendiendo sobre la cama. -Cambiaría la sudadera.

Sophie puso los ojos en blanco y sacó otra prenda más del armario.

Maybe, only maybe. [Harry y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora