Capítulo 3

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CAPÍTULO 3

El resto del día en la escuela fue bastante aburrido. Apenas presté atención al resto de las clases. En ninguna otra además de Inglés estaba Ned en mi grupo. Al menos Alice si. Platicamos mucho. Al parecer era una buena amiga.
Estuve meditando acerca del enigma que me había presentado Ned. No tenía nada mas que un círculo. Y un lápiz. Y quería encontrar el centro de ese círculo. ¿Cómo lo hacía?
Lo pensé durante todo el día. Lo dibujé miles de veces en mis cuadernos y jamás encontré la respuesta.
Pensaba en lo que habíamos platicado durante el receso. Era un chico increíble. Original, tenáz, guapo y era feliz.
El toque de campana final de la escuela sonó y todos acomodamos y guardamos nuestras cosas.
Me despedí de Alice, a quien esperaba su padre afuera y me dispuse a irme de la escuela, pero pensé en buscar a Ned. No lo encontré. Tal vez ya se habría ido para entonces. Así que salí por aquel portón de metal café. Me dirigía hacia la esquina.
Will saltó una vaya y me asustó. Se rió a carcajadas.
-¡Eres demasiado inocente, Liza!
Lo imité con voz ñoña. Su sonrisa no se borró. Empezamos a caminar a casa.
-¿Cómo te ha ido en tu primer día de escuela? -le pregunté.
-Genial. ¡He conocido a mucha gente! Resulta que Jack... Espera. ¿Recuerdas a Jack? -me respondió.
-Jack... ¿Fridzof?
-Exacto. Que apellido tan extraño. De cualquier modo, ¡resulta que Jack se había mudado hace tres años! ¡Y ahora lo he vuelto a ver! Es demasiado bueno.
Jack Fridzof. Era el mejor amigo de Will desde la infancia, pero un día simplemente no se presentó más al colegio. Y nadie supo más de él.
-¿Y has conocido a alguna chica?- le cuestioné.
-Cientos.
-¿Ligaste alguna?
-A tres.
-¿A cuál besaste?
Se ruborizó, pero sonrió. Pillo.
-A las tres -lo escuché decir eso y le di una palmada en la espalda. Mi hermano siempre había sido un cuero.
-¡Dios mio! Eres un prostituto, Will. Ya no estuides y ve a rentarte.
Se rió.
-Eso no me quita que siga enamorado de Hayley Williams.
-Ella es pelirrojamente sexy-dije, citando una de las frases que tanto le encantaba decir a Will.
-En efecto.
-Me aburres.
-Oye, espera. Yo no soy el único prostituto aquí, cabeza de ano.
-No me llames así, prepucio arrancado.
-¿Has conocido algun chico?- continuó, haciendo caso omiso de mi respuesta defensiva.
-Si, a uno- dije, sin dudar. Will siempre me había apoyado. No le ocultaba nada. Nada.
-¿Y que tal?
-Espera -me detuve y me toqué el labio, meditando.
-¿Qué?
-¡Tú tambien lo conoces!-exclamé, recordando lo que había sucedido la tarde anterior. Retomamos el paso.
-¿En serio?
-¡Sí!
-¿Quién es?
-Adivina.
-¿Alan?
-No seas idiota. No llevo mucho de conocerlo.
-¡Es que tu vida social es tan asquerosa que nunca conoces a nadie!
-Por eso te debería de ser fácil adivinar.
-Dame una pista.
-También conociste a su abuelo.
Lo meditó un rato, mientras nuestra nueva casa aparecía al final de la calle. Caminamos el resto de la acera callados, mientras esperaba pacientemente a que Will llegara a una conclusión.
-Me rindo- dijo abriendo la reja negra que cubría la parte frontal de mi casa.
-A Ned- dije sonriendo.
-¿Ned? ¿Y quién carajos es Ned? ¡Me dijiste que lo conocía!
Me reí mientras entraba a casa. Mi madre apenas nos prestaba atención.
-Hola-saludamos Will y yo, sin recibir una respuesta. Nos sentamos en la sala, mientras que de mi mochila sacaba mis cuadernos para hacer tarea.
-Ned, el chico de la tienda de ayer.
Will empezó a recordar.
-¡Eso no cuenta como conocer! ¡Me vendió botana!
-Lo conoces de vista.
-Te gustó desde ayer.
-Tal vez... -dije sonriendo-. Bueno, si.
-Apuesto a que van a tener sexo.
-¡Will!
-Ya estás grande para ser virgen.
-¡¡¡WILL!!!
-¡Chicos, cállense! Trato de trabajar -intervino mi madre.
-Anciana chacosa-murmuró Will-. ¿Entonces? ¿Está bueno o no?
-No contestaré a eso. Pero me gusta.
-¿Es buena persona?
-Si.
-¿Lo tendré que golpear en algún momento?
-No creo.
-¿Super héroe favorito?
-Batman.
-No es mi favorito, pero está bien. ¿Color favorito?
Recordé lo que había dicho cuando nos presentamos.
-Azul claro.
-Tampoco es mi favorito, pero es aceptable. ¿Comida favorita?
-No le pregunté.
-¡Vamos! ¡Van a tener sexo y no sabes cuál es su comida favorita!
-¡¡¡WILL!!!
-¡Chicos cállense de una maldita vez!- mi madre, siempre tan carismática.
-Ya. Perdón. Bueno, continuemos con el exámen.
-Hecho.
-¿Es misterioso?
-No, pero le gusta resolver enigmas.
-Entonces le ha de gustar el Riddler.
-En efecto- dije muy sonriente. Mi hermano sabía perfectamente conectarlo todo. Era un cerebrito. En el buen sentido.
-¿Es chistoso?
-Mucho. Su manera de actuar es chistosa. Él es chistoso- sonreí distraidamente y dejé que mi lápiz cayera sin querer y rodara hasta el pie de Will-. ¿Me lo pasas?
Lo recogió y me lo tendió.
-¿Qué tipo de música le gusta?
-Tampoco le pregunté.
-Si le gustan las cosas asquerosas que escuchas, te juro que cuando lo vea, le pondré audífonos y lo pondré a escuchar música de metal hasta que jure que no le guste otro género.
-¿Por qué no has hecho eso conmigo?
-Lo intenté.
-¿Qué lograste?
-Recibir una patada en mi órgano.
-¡Will!
-¡Has sido tú quien me la dio!
-¿16 al cuadrado?- le pregunté, viendo mi problemático cuaderno de matemáticas. Me pregunto cuando las matemáticas crecerán y resolverán sus propios problemas.
-256- contestó inmediatamente-. ¿Qué es lo que más quiere en la vida?
-Sacarle un ojo a un alienígena y venderlo.
-Que loco. Ya me cae bien tu novio.
-No somos novios.
-Aún- añadió.
-Aún- murmuré.

El resto de la tarde Will se encerró en su cuarto a tocar guitarra y hacer tarea. Yo continué con la mía y la acabé. Subí a mi cuarto y me puse a dibujar. Como no tengo un don para dibujar, mi dibujo de una persona bajo un árbol parecía un elefante con varias trompas que había sido estrellado contra el suelo. En el momento en el que vi el dibujo terminado recordé el acertijo de Ned.
Un círculo (y un lápiz). Nada más. Lo dibujé en una hoja detrás de mi cuaderno de Español. Un círculo. Quería encontrar el centro exacto de ese círculo, pero ¿cómo?
La respuesta nunca apareció por mi mente. Me quedé contemplando el círculo por lo que a mi me parecieron horas. Y aun así no conseguí nada.
Entonces me cuestioné si eso era un acertijo, un reto o una pregunta capciosa. Finalmente me rendí. Le diría a Ned que su acertijo era en cierta forma imposible de resolver.
-¡Bajen a cenar!-gritó mi madre.
Cenamos una asquerosa combinación de hongos con arroz. No se si esa combinación existía antes de que mi madre me la sirviera. Acabé de cenar lo más rápido que pude y subí otra vez a mi cuarto. Empezaba a anochecer. Tomé un baño, me puse mi pijama de changuitos y me metí en mi cama. Tomé el libro Dónde los árboles cantan de la mesita de noche que estaba al lado de mi cama y empecé a leer. Era la historia de una princesa, cuyo reino es invadido por bárbaros y ella huye al bosque. Ahí empieza a aprender a sobrevivir y conoce a un chico enigmático. Ese chico era genial. Era como un bebé encerrado en un cuerpo adolescente... En fin. El sueño ganó la batalla y me quedé dormida.

Esa noche soñé con unos enormes y hermosos ojos verdes que me miraban. Y esos ojos verdes no eran cualquier tipo de ojos verdes, ni de cualquier persona. Eran los ojos verdes de Ned. Aquel chico que conocí porque me vendió bocadillos.

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