La situación estaba demasiado complicada.A decir verdad, Mario no sabía ya qué más hacer. Guadalupe nuevamente había hecho sopa para almorzar, y ésta era la última ración que quedaba. Ésta vez había durado una semana, dos días más que la semana pasada.
Luis, Martina y Amadeo estaban jugando a saltar la soga afuera, entre el barro.
Gloria, acostada en su cama, cerró los ojos, suspiró, tomó fuerzas y en un intento de grito dijo:
-¡Dejen de jugar ahí, ya no queda jabón para sacar las manchas de la ropa, y esa es la que deben usar para ir a la escuela!
Asímismo, para sus adentros pensaba "espero que Pochita -la yegua- tenga fuerzas, ya casi no le queda comida".
-Ya deja de gritar mujer, no gastes fuerzas. Es en vano, son sólo unos niños... -dijo Mario, y al oírse a si mismo, cayó en la cuenta.
Miró a su mujer y su mujer lo miró a él.
Son sólo unos niños...
_..._
Ésta novela puede resultar perturbadora para algunas personas, y totalmente cierta para otras. Puede haber gente que esté en total desacuerdo con su publicación, y otra que piense todo lo contrario.
Trato de crear una novela realista, no una historia de miedo. Aunque, es irónico: para muchas personas la realidad no es más que un cuento de terror.
Pido disculpas anticipadamente ante cualquier tipo de ofensa hacia su persona. No es mi intención cambiar el pensamiento de nadie.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS, BAJO EL CÓDIGO 91998100180107 DE SAFE CRATIVE.
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This is not ephemeral.
Non-FictionDespertó sobresaltado por tanta bulla y griterío. Se calzó las alpargatas ya desgastadas de tanto uso, y salió. Lo que vio allí, no lo inmutó. Casi que se podría decir que lo salvó. Los salvó. [...] Y, con todo el dolor del alma y con la vista comp...