Aún puedo recordar la primera vez que te ví, mi corazón latía muy fuerte, ví las cosas más brillantes y nada me podía distraer.
Te veía todo el tiempo, quería grabar tu imagen en mi mente, tatuarla en mi.
Cuando me hablaste aquella vez, supe que era un buen día para salir del caparazón que construí.
La realidad me había golpeado tantas veces que sólo buscaba refugio de los demás.Pero tú, con sólo sonreír, me dabas paz.
Me solté con tigo, dejé que entraras en mi. Me volví transparente para ti. Y no me arrepentía de nada.
Nos hicimos amigos, inseparables de verdad. Tú me despertabas de mis pesadillas y yo, yo te ayudaba a no desviarte.
Con el tiempo, noté que algo andaba mal. Te pregunté millones de veces que sucedía, pero tú sólo decías que eran sensaciones mías. Le resté importancia, pues creía demasiado en ti.
Me parecía extraño que comenzaras a cancelar nuestras salidas. Decías tantas cosas distintas, que no sabía si preguntar.
Ya me sentía demasiado sola otra vez, pero no quería insistirte. Quería respuestas pero sólo obtenía más dudas.
Después tuve esa maldita idea. Te seguí cuando habíamos salido de la escuela. Recuerdo que te invité a tomar un café pero lo rechazaste con una simple excusa.
Te dirijías por la avenida en el auto de tu padre. Comencé a sospechar sobre a donde te ibas.
Cuando bajaste del vehículo y entraste al pálido edificio, el temor me atacó.
Pero mi preocupación por ti era mayor que mis miedos. Entré. Te vi a lo lejos, estabas entrando a una de las habitaciones. Le pregunté a una enfermera el nombre de esa área, su respuesta me devastó. Era mucho para mi.Salí de ese lugar, conduje rápido y al llegar a casa, me dirijí a mi habitación y solté lo que tenía guardado. Lloré tanto que mis ojos ardían, mi cabeza dolía y mi pecho subía y bajaba sin parar. Pero no hice nada.
Esperé al día siguiente, confiaba en que me dirías lo que sucedía en verdad. Pero callaste, me dolió tanto, mi corazón se rompió y finalmente exploté. Te dije que sabía todo, que podía ayudarte y que estaría a tu lado hasta el final. Caíste al suelo y comenzaste a llorar. No hice más que abrazarte y decirte que todo estaría bien.
Después de eso, todo se volvió más difícil. Las visitas al doctor, no terminaban bien y las lágrimas ya eran parte de tu rostro.
Poco a poco, yo también comencé a sentir el final cerca.
Pasé varias noches con esos pensamientos atormentandome, pero ante ti me mostraba fuerte.
El tiempo cumplió su cometido y el final llegó.
Nunca me perdonaré el haberme quedado dormida y haber llegado tarde esa mañana.
Hoy estamos aquí, todos los que dicen quererte y yo. Que te ame desde el primer momento y no tuve el valor como para siquiera decirlo. Supongo que debo confesar por que me demoré aquel día. Pero es tan estúpido.
Te iba a confesar todo, mis sentimientos, te entregaría mi alma en tus manos, ese sería mi regalo para ti. Pensé toda la noche que te diría y como lo haría. Se hizo de madrugada, el sueño me venció y la maldita alarma no sonó, o tal vez si pero no la escuché.
Todos me dijeron que no fue una muerte dolorosa, que sólo te dejaste ir.
Aún estoy enojada, pues no creo que haya sido así.
No quiero creer que no luchaste por ver el sol un día más, por lo menos.
Todos se marchan llorando, abrazados. Y donde estás ahora, un agujero en la tierra, se distinguen muchas flores. Todas acomodadas para que el lugar se vea menos triste.
Los días pasarán y yo seguiré viniendo aquí.
Pues desde que no estás, todo empeoró. El brillo se apagó, la pena me acompaña y ya no le hallo mucho sentido a esta vida.
Cuando moriste, yo morí con tigo.No quiero temerle nunca más a mis sentimientos. Quiero amar y que me amen.
Pero ¿Cómo? Si tú eras con quien en serio quería vivir todo eso.
Tengo mucho que decir, pero nadie a quien hablarle. Las palabras podrían fluir como el agua pero temo ahogarme en el intento.
Hoy entiendo que tenias a un ángel en la sonrisa y a mil demonios en la mente. Pues la última vez que hablamos, nuestro último momento juntos, me diste las gracias por acompañarte y por ser tu amiga.
Tú lo sabías, sabías lo que pasaría pero con una sonrisa me distrajiste.
Sólo me queda esperar a que mi final llegue para luego empezar con nuestra siguiente aventura, para mi, alcanzarte en la eternidad.
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Relato del único amor
Short StoryLos recuerdos deberían siempre ser felices, pues nos teníamos el uno al otro.