Le gustaba haber vuelto a Jeju. Era su hogar después de todo.
O eso se obligaba a creer. Su madre, triste y cansada, lo mandaba todos los días a la lavandería con una canasta de ropa. Seungkwan sabía que era para mantenerlo ocupado, porque ¿cómo era posible que una familia de tres personas –ya que sus hermanas se casaron y no vivían con sus padres –ensuciara tanto en un día?
Pero Seungkwan no decía nada al respecto así que, cada mañana, aceptaba la cesta y las monedas de cambio de su madre; para luego irse a pasar el día entero solo en ese lugar. No le importaba. Ahí podía sufrir con más libertad e incluso soñar que sus amigos estaban ahí con él. Era agradable hacerlo, aunque sus hermanas insistieran en que ya era momento que volviera a hacer algo con su vida.
Incluso le gustaba mirar el mar por la ventana y perderse en los recuerdos; aquellos otrora dulces que ahora le sabían tan amargos. El sonido de las máquinas había empezado a serle acogedor, y sus destrezas al jugar con las monedas de cambio mejoraron considerablemente luego de seis meses.
Una vez, se había enfrascado tanto en hacer rodar las monedas que olvidó dónde estaba y por qué, y salió a buscar a Vernon porque por fin había dominado la técnica que el americano insistía que no podría hacer. No fue hasta la mitad del camino que recordó todo. La realidad le cayó como un cubo de agua helada y Seungkwan simplemente volvió a la lavandería y se dejó caer en la silla que ya casi iba a tener su figura adherida.
No era hasta que empezaba a caer el sol que volvía a su casa. Dejaba las monedas en un mostrador y recogía perezosamente su ropa. Al abrir la puerta de su hogar, sus padres lo recibían con una sonrisa y él intentaba devolverla –aunque siempre se convertía en una mueca bastante incómoda.
Luego de seis meses estando de vuelta con su familia, se sentía muy agradecido con ellos. De cierta manera, aliviaban un poco el dolor. Extrañaba a Seventeen con su alma entera, pero los mimos de su madre le hacían bien.
Hasta que recordaba que él era el menor en su casa. Siempre lo había sido pero ahora, tras la muerte de su grupo, le parecía algo extraño.
Solo una vez más... Quería que Chan le llamara hyung.
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¿Y si el reloj se detiene? • SEVENTEEN •
Fanfiction«Quizás estaba destinado a fallar. O tal vez pudieron intentarlo. Pero ya era tarde.» Seventeen AU! Género: angst, drabble, historia corta. Advertencia: muerte de personaje. HISTORIA PROPIA. Los personajes, miembros del grupo Seventeen, y videos no...