Mirada penetrante, intimidante, expresando las palabras que no se pronuncian; piel clara y suave, invitando a ser acariciada, ese irresistible roce con mis manos y las tuyas.
Cabello largo y castaño, con el característico aroma de flores, que brillaba cuando el sol calentaba aún más nuestros cuerpos; y mojado, salvaje, rebelde, cuando la lluvia caía a cántaros como si contribuyera a formar la escena perfecta de amor.
Así te recuerdo cada noche en mis eternas horas de insomnio, pensándote, extrañándote, recordando cada momento que te tuve entre mis brazos, cada caricia, cada beso, cada palabra que recitaba al oído; mientras veía temblar tus manos y escuchar tu tranquila y agradable respiración. Así te recuerdo cuando en días de lluvia acostumbro mirar por mi ventana hacia la calle, hacia esos lugares donde mi brazo solía abrazarte mientras caminábamos despacio disfrutando de la fría lluvia, hablando, riendo, te miraba, me mirabas, surgía un beso, se detenía el tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Roma bajo cero
PoetryElla es el poema que el poeta nunca escribió, y en las noches de luna llena inspira esta triste canción de amor