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Sentí que había dormido por una eternidad, me encontraba desorientada, la luz comenzaba a molestarme, abrí lentamente los ojos, levanté mi mano sintiendo un gran dolor, toqué mi cabeza y esta tenía un vendaje, ¿qué había pasado? 

Miré alrededor y mi cámara se encontraba ahí, con las pocas fuerzas que tenía la tomé, haciendo un par de fotos a la persona que se encontraba durmiendo al pie de la cama. 

Morata. 

Tal vez ahora se ha enterado de lo que tengo, tal vez no, ni siquiera era consiente de cuanto tiempo había pasado. 

— ¿Álvaro? — Mi voz salió débil, dudaba que me escuchara. Volví a llamarlo y se movió comenzando a despertar. 

— Marina. 

— ¿Qué me pasó? ¿Cuanto tiempo llevo aquí? Lamento ensuciar tu ropa ayer. 

— ¿Ayer? Mar, llevas tres semanas aquí, ¿Por qué nunca me lo dijiste? 

— Yo... yo no quería que nadie me tuviera lástima, no quería herirte, no quería perderte. ¿qué fue lo que pasó? 

— Quedaste inconsciente en el piso del baño, seguías sangrando y tuve que traerte. ¿Qué es lo que tienes, Mar? — se acercó a mi cuerpo, tomó mis manos y negué lentamente.   

— No quiero que sufras por mi. 

Sin más, tuve que contarle, tenía la necesidad de sincerarme con él, decirle que esto era imposible, no podía ser una egoísta. 

— Marina, despertaste. 

Mi tío estaba aquí, quería seguir durmiendo, quería dejar de recibir noticias, quería morir, pero solo de pensar que tenía a un hombre maravilloso a mi lado, lo hacía imposible. 

—¿Cómo te sientes? 

— Creo que bien. 

— Debes agradecerle a Morata, gracias a él sigues viva. 

Asentí soltando un gran suspiro. 

— ¿Qué pasó? 

— ¿Tomaste tus píldoras de hierro? 

Asentí una ve más. 

— ¿Te habías sentido bien anteriormente? 

— Tal vez con un poco de gripe. 

— Ahí está el problema, Mar, te dije que te cuidaras, eso fue lo que te afectó, una infección, afortunadamente pudimos colocarte sangre. No puedes tomar cualquier cosa por las hemorragias. 

— ¿Por qué tengo la cabeza vendada? ¿Qué me hicieron? 

— Estabas desarrollando un coágulo en el cerebro, teníamos que actuar de inmediato. 

Me partí al escuchar todo eso, pero más sentía por Álvaro, el no debería estar sufriendo por mi, no debería haber estado, no debí haberme enamorado. 

— Estarás unos días más en observación. 

Phill salió de aquella sala y nos dejó solos. 

— Todo va a estar bien, pequeña Mar. 

Negué tragando las lágrimas que resbalaban por mi mejilla. 

— Nada estará bien, no se sabe si podrán controlar una hemorragia, no saben si podré resistir una simple gripe, no se sabe nada. 

— ¿Podemos tomarnos una foto? 

Asentí aferrándome a su cuerpo, el mostraba una sonrisa hermosa y yo, yo parecía una criatura asustada que lograba mantenerse con vida. 

— Te prometo que la voy a enmarcar y te la voy a traer, para que pienses siempre en mi. ¿Te parece bien? 

— Gracias Álvaro, gracias por estar aquí y por preocuparte de mi. 

— Lo hago porque te quiero y te necesito con vida. 

— Prometo que voy a luchar por ti. 

Besó mis labios antes de irse. ¿Qué pasa si las promesas no se cumplen?   

Photograph ~ Álvaro MorataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora