La primera vez que vi un amanecer no había podido dormir en toda la noche. Tenia un montón de cosas en mente, el colegio y varios asuntos personales se llevaron el poco sueño que tenia. Miré el reloj y marcaba las cinco y media. Había pasado toda la padre gana pensando... pero bueno, no estoy escribiendo esto para contarte mis penas, vengo a hablar de ti.
Vengo a hablar de lo que sentí cuando te conocí, fuiste ese al que me quedé mirando como si tuviera todo el tiempo del mundo. Recuerdo haber observado cada minúsculo detalle, cada pequeño movimiento, la forma en la que tu rostro se movía al sonreír, tu sonrisa, tu cabello, tus ojos, tus pestañas, hasta conté tus lunares. Me gustó el sonido de tu risa y las muecas que hacías al hablar o como sobabas tu nuca al reír nervioso. Me gustó la manera en que prestadas toda tu atención, y me gustó que hicieras contacto visual cuando hablabas, me gustó todos los temas que pude conversar contigo y la manera en la que fluía junto a tí.
Fuiste como ver el amanecer por primera vez. Nunca había visto algo tan resplandeciente y único como tú. Fuiste los rayos del sol que besaban las colinas y el cantar de las aves en los árboles, fuiste la frescura en la mañana y el sentir cálido del sol en mi piel. Con el tiempo, no podía esperar a mañana, para verte otra vez.
Fuiste como ver el amanecer por primera vez, porque por mas hermoso que sean los atardeceres, es un privilegio el poder admirarte.
Andrea Solórzano.
No sé que más decir, eres
jodidamente maravilloso
Lunes, 22 de Mayo del 2017.