Capítulo Veintitrés

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- Supongo que debí de habértelo dicho antes.

- No –respondo de inmediato- no tenías cómo saberlo.

- Pero sabía que Dominic iría a visitarte en cualquier minuto. Carter lo mencionó.

Termino de tirar los pedazos rotos de la taza al basurero y frunzo el ceño al recordar el momento en que mi mano tocó la de Dominic.

- Él estaba ahí –susurro más para mis adentros-

- ¿Quién?

- Carter –repito alzando la vista y fijando la mirada en él- estaba ahí cuando Dominic me ofreció su mano. Él sabía lo que eso significaba.

- No creo que sea correcto que saques conclusiones apresuradas, Amanda –dice antes de darle una mordida al pan que sostiene en una de sus manos- Carter debe tener sus razones.

- ¿Por qué lo defiendes? –espeto molesta-

- No estoy defendiéndolo, solo creo que Carter sabía lo que hacía, además ¿Qué es lo complicado de todo esto? Ya no hay nada que puedas ocultarnos. Eres un libro abierto desde que dejaste que leyeran tu mente.

- ¡Tenía un plan, Luis! –exclamo dando un golpe con mi mano sobre la encimera- tenía un plan en donde yo no me convertiría en la líder, y donde mi familia, estuviera fuera de peligro, ¿No lo entiendes? –digo entre dientes. Mis ojos se humedecen de inmediato- ahora él lo sabe todo. Sabe que no voy a tomar el liderazgo junto a su hijo...

Me detengo al darme cuenta que ni siquiera soy capaz de seguir hablando sin derramar alguna lágrima. Muerdo con fuerza mi labio inferior para intentar contener mis emociones. Prometí que me vería fuerte ante los demás, y Luis no sería una excepción. Tomo con más fuerza el borde de la encimera, y sin necesidad de mirar mis manos, sé que se han vuelto más blancas por la presión que ejerzo.

- Prometí que tu madre y Raúl estarían bien, que no correrían peligro –dice mirándome fijamente, molesto- ¿Por qué no puedes creerme? Desde que llegué al pueblo, he dedicado mi vida a protegerte a ti y a ellos.

- Sí, pero no lo hacías porque viniera de ti –espeto con rabia- los Selt te mandaron. Dominic lo hizo para que llegáramos a este punto..

- Pero podría haberme rehusado, es más –se pone de pie al tiempo en que mira de reojo en dirección a la sala. Supongo que se está fijando si Raúl está cerca- podría haberlas dejado hace mucho tiempo, pero tu madre me dio un hijo, él también es uno de ellos, alguien como tú ¿Lo entiendes?

Desconcertada, intento dar un paso atrás pero la encimera me lo impide. Mierda. En todo este tiempo no había pensado en ello, en que mi hermano, mi pequeño hermano, llevaba sangre negra. Él también sería uno de ellos y yo no podría evitarlo. Si yo me escapaba, si dejaba a mi familia atrás, los Selt los encontrarían porque, es parte de ellos, lo harían de la misma forma que lo hicieron conmigo, no lo dejarían en paz hasta que formara parte de su comunidad, y no, eso no podía dejar que pasara.

- Irán tras él ¿Cierto?

- Si tú no les das lo que quieren, sí... -susurra asintiendo cabizbajo- irán tras él.

- Oh dios...

Y no pude evitarlo. Mis ojos se humedecen y de un segundo a otro ciento las lágrimas caer por mis mejillas. Raúl no se lo merece, apenas es un niño. Él tiene que vivir una vida tranquila, feliz, lejos de todo esto. Tiene que vivir el tipo de vida que yo quería para mí, en donde los Rogenes o los Selt, no existían.

Los Warner #2: No confíes en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora