Los Mensajeros del Duende de Diana y Mercurio

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El cuento siguiente no me fue dado como perteneciente al Evangelio de las
Brujas, pero como Diana aparece en él, y la concepción es completamente
sobre Diana y Apolo en otra forma, lo incluyo en la serie.
Había hace muchos siglos un duende, o espíritu o diablo, y Mercurio, que
era el dios de la velocidad y de la rapidez, estaba muy satisfecho con este
diablillo, y le concedió el don de poder correr como el viento, con el
privilegio de que todo aquel a quien persiguiera, fuera espíritu, hombre o
animal, él lo alcanzaría.
Este duende tenía una hermosa hermana, que como él, hacía los recados, no
para los dioses, si no para las diosas (había un dios femenino por cada dios
masculino, incluso en la escala inferior de los pequeños espíritus); y Diana
en el mismo día concedió a esta hada el poder siguiente: quien quiera
podría perseguirla, pero ella jamás seria alcanzada.
Un día que el hermano vio a su hermana correr como el destello de un
relámpago a través del cielo, sintió un extraño y repentino deseo de
alcanzarla. Así que se lanzó tras ella; pero aunque su destino era el poder
alcanzarla, ella había estado predestinada para que nunca nadie lo
consiguiera, y así lo que hizo un dios superior fue equilibrado por otro.
Así que los dos siguieron volando recorriendo y recorriendo los extremos
del cielo, al principio todos los dioses reían a carcajadas, pero cuando se
dieron cuenta del caso se pusieron serios, y uno le preguntaba al otro como
debía finalizar la enfrenta.
¡Entonces el Gran Dios-Padre dijo, "Observad la tierra, que está en la
oscuridad y la penumbra! Transformaré a la hermana en una Luna, y a su
hermano en un sol. Y por más que corra jamás escapará, mas él jamás la
agarrará con su luz, solo llegará a ella de lejos; los rayos del sol serán como
las manos, que quieren alcanzar a la que va delante con su calor aunque ella
no los podrá eludir jamás."
Y así se dice que esta carrera empieza de nuevo cada primero de mes,
cuando la luna tiene frío, es cubierta con muchos abrigos como una cebolla.
Pero mientras transcurre la carrera, la luna entra en calor y va lanzando una
prenda tras otra hasta que queda desnuda y entonces se detiene, y de nuevo
se viste y la carrera empieza otra vez.
Como las brillantes gotas que caen de las enormes nubes tempestuosas, del
mismo modo los grandes mitos de antaño son separados en pequeños
cuentos de hadas y como estas gotas, en su momento se reúnen.
"En los lagos o arroyos silenciosos y solitarios" como el sombrero de
Villon, los mitos aún más insignificantes son formados nuevamente de las
caídas aguas. En este cuento tenemos claramente el perro hecho por
Vulcano y el lobo - Júpiter formuló la pregunta para petrificarlo - como se
puede leer en el quinto libro de Julius Pollux, o cualquier otro referido a la
mitología.
"También es sabido que el sabueso rastreador,
Fue cambiado por Júpiter para apedrear."
Es curioso como en este cuento la luna es comparada con una cebolla. "La
cebolla," dice Friedrich, "era, debido a sus muchas capas, entre los egipcios
el emblema y jeroglífico de la luna en sus muchas formas, cuyas diferentes
fases son tan claramente diferenciadas cuando se corta por la raíz, también
porque su crecimiento o disminución están en correspondencia con el
planeta. Por lo tanto fue dedicado a Isis, la Diosa de la Luna." Y por esta
razón la cebolla era considerada sagrada por tener en ella misma algo de la
divinidad; por lo cual Juvenal razonaba que los egipcios eran tan felices por
tener a dioses que crecían en sus huertos.

Aradia- El Evangelio de las brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora