Capítulo 14

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Capítulo 14

El día siguiente a la pijamada todas acompañamos a Leslie al aeropuerto. Su vuelo salía a las diez y media de la mañana, así que nos tuvimos que despertar lo suficientemente temprano para llegar a tiempo. Nos llevó Ashley con el auto de su mamá ya que vivía a un pueblo bastante cercano al instituto y a todas partes. Era como el medio de todo y al mismo tiempo de nada. Ni siquiera estoy segura si este establecimiento tiene nombre y más de 20 granjeros habitantes.

Llegamos al secundario como a las 12 del mediodía tendiendo mocos por todas partes. Los pañuelos descartables que solía llevar siempre en el bolso ya se me habían acabado. Sorprendentemente la más afectada era Cher. Yo nunca supe cuándo ni dónde su relación se había afianzado tanto, pero nuestra amiga modelo estaba realmente destrozada. Para nosotras 5 que quedábamos, verla en ese estado nos resultaba horriblemente espantoso. Ella siempre se encontraba perfectamente peinada, perfectamente pintada y perfectamente vestida. Todo perfectamente.

En la entrada nos recibieron los guardias y nos pidieron nuestros ID, pero además de eso ningún escándalo. Cuando llegamos a las habitaciones, me ofrecí para ser yo la que hablara con el superior, debido a la buena onda que habíamos logrado forzar. Y además teníamos un asunto pendiente. Jasmine.

Caminé por las frías calles de esa extraña cárcel y llegué al edificio de los directivos sin cruzarme a nadie ni hacer ningún escándalo por nada. Últimamente estaba demasiado tranquila y la mala suerte y el ridículo se iban olvidando de mí. Por una parte era como estar en el paraíso, no caerse con la primera e inofensiva rama que estaba en el piso, no pasar justo por debajo de un chorro de pintura ni llamar la atención de cualquiera fuera la manera. Pero por otro lo extrañaba; este suceso era inaudito hasta para mí.

Cuando llegué a las oficinas del señor director, pasé sin tocar. Estaba acostumbrada; en los últimos días lo había hecho como cien veces. Pero lo que me encontré en ese momento no había pasado nunca antes, o no a mí, por lo menos. Sentada sobre el escritorio se encontraba la profesora Abdou con las piernas abiertas. Entre ellas se apreciaba a Isaac Smith intentando bajarse la bragueta del pantalón sin mucho éxito. Fue el shock lo que me prohibió hablar. Esa fea imagen me dejaría traumatizada por el resto de mi vida. Nunca me la podría sacar de la cabeza y jamás volvería  a ser la misma Joyce de antes.

Justo cuando Isaac pudo lograr su objetivo, una mano se posó en mi hombro y otra en mi cara, tapándome un poco de la nariz y totalmente en la boca. Delante de mis ojos la puerta de madera se cerró delicadamente, sin hacer ninguna clase de ruidos. Cuando salí de la sorpresa comencé a patear y moverme como una gallina enjaulada en las manos de mi secuestrador. Por mis ojos ya pasaron las noticias de los diarios sobre la desaparición de una adolescente de 17 años que nunca más se vió y mi corazón comenzó a latir verdaderamente rápido. Sin ninguna victoria, dejé de agitarme cuando empecé a ver las cosas borrosas y el sudor frío comenzó a caer por mi frente. Estaba por pasar las últimas horas de mi vida y me rendía tan fácilmente. Era una desgraciada.

—Joyce. —Escuché que una voz masculina susurraba. Mi captor sabía mi nombre, todo esto había estado planeado.

—No me mates, por favor, por lo que más quieras. Todavía no perdí mi virginidad —supliqué como pude, sin aún poder abrir los ojos.

Todos contra todos: La batalla recién comienza - PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora