♡One-shots (Yo-kai WatchX Lectora)♡

Enredado entre tus cuerdas. (Kyubi X Lectora) Cap. 2

Kyubi: Me presenté allí con un ramo de claveles rojos cinco minutos antes, ya que no quería llegar ni un solo segundo tarde, mi corazón no me lo permitía.

Me impresionó que llegase a la hora exacta en la que habíamos concertado la cita. Levaba un vestido de playa color azul cielo y blanco nieve. Se veía... preciosa.

- Te has tomado realmente en serio lo de no llegar tarde, ¿eh?- bromeó mientras el ligero viento hondeaba sus (C/P) cabellos.

- No podía permitirme desaprovechar esta segunda oportunidad, mi princesa.- le extendí el ramo de claveles.

- Tampoco podías permitirte venir sin ningún regalo, ¿verdad? - rió de la hermosa forma que siempre lo hacía, por su propio comentario.

- No en una cita con alguien como tu, preciosa.- cogí uno de los claveles y se lo coloqué en el cabello. ¿Cómo no se me había ocurrido eso antes? ¡Era PERFECTO! Noté cómo el calor le golpeó las mejillas, de forma que estas cogieron un color rosado.

- Muchísimas gracias por el regalo.- me agradeció finalmente, agarrando con ambas manos el ramo. Mientras lo hacía, pude volver a ver aquel objeto. ¡Maldito Yo-kai Watch! Alcé mi cabeza para mirar directamente a sus (C/O) ojos, tan iluminados como siempre. ¡No, no de nuevo! Ese dolor del rechazo volvió a cortar mis pensamientos, dejándome un amargo sabor de boca.

- Bueno, ¿a dónde vamos, querida?- pregunté curioso, volviendo a la vida real.

- Curioso, ¿verdad? ¡Sígueme!- me agarró de la mano, entrelazando nuestros dedos, mientras la otra mano la tenía ocupada por el ramo de flores. Me sorprendí tanto que noté cómo mis mejillas se sonrojaron como un par de tomates. Mi corazón... se volvió a acelerar. Esa chica sí que sabía cómo hacerme sentirme extraño.

Tras seguirla durante un par de minutos, nuestras manos se soltaron. Nos encontrábamos delante de un mar calmado y pacífico, y de un paisaje en el que reinaba el cielo color anaranjado. El sol se estaba poniendo.

- Siempre me ha gustado venir a este sitio para ver el atardecer.- dijo mientras se sentaba en la suave arena. Hice igual que ella y me senté. La miré directamente a los ojos... esos ojos... Mis pensamientos fueron cortados cuando nuestras miradas se cruzaron, y ella sonrió. ¡Demonios! ¿Por qué tenía hacerme sentirme así? Volteé la mirada hacia el lado contrario, mientras notaba mis mejillas volverse más cálidas, lo que provocó que la chica se riese brevemente.

- Es realmente hermoso, no me extraña que te guste venir aquí. Pero he de decir que conozco un paisaje aún más hermoso que este, y está sentado a mi lado.- ¿QUÉ DEMONIOS ACABABA DE DECIR? Juro que lo dije sin pensar... pero... ¿la hice sonrojar? 

- Vaya... muchas gracias...- miró hacia la arena, perdiéndose en mis palabras, mientras seguía sonrojada. Tras unos segundos, se levantó repentinamente, y dio un par de pasos hacia delante.- ¿Te apetece meter los pies en el agua?- me ofreció.

- Esto... no, gracias.- de todas las peticiones que podría haber hecho, debía hacer una que tuviese que ver con el agua. Soy un yo-kai de poderes de fuego, no puedo tocar el agua. Bueno, puedo tocarla, pero me hace mucho daño. 

- Oh, ¡vamos! Mojar un poco los pies no te matará.- no podía explicárselo, me descubriría. Estaba realmente nervioso y... ¿tenía miedo? Sí, he de admitirlo, pues me aterraba el pensamiento de que ella se sintiese engañada. Antes de poder reaccionar ella me agarró de las manos levantándome y arrastrándome hacia la orilla. Ella fue la primera en meter los pies en el agua, después, me tocó a mí. El dolor no era tan horrible, gracias a que ella seguía con sus manos fusionadas con las mías. Pero, finalmente, no pude evitar sentir cómo mis ojos se humedecían.