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Choi Youngjae, ese era el nombre de aquel chico que tenía una obsesión enorme por aprender a bailar pero siempre que trataba de aprender, sus pies eran demasiado torpes lo cual no le favorecía y al momento de querer aprender alguna coreografía, todo terminaba mal.

–Ugh, mierda– se quejaba mientras trataba de hacer un paso tan sencillo, si no lograba dominarlo entonces no podría entrar por tercera vez al club de danza.

Cansado decidió que ya era hora de ir a su casa, tomó sus cosas y salió de aquel aula caminando a través de los largos pasillos del instituto, andando entre estos comenzó a escuchar varios gritos notablemente emocionados, confundiéndolo un poco pues era más ruido del usual y curioso por saber de que se trataba, caminó en dirección al bullicio, interrumpiendo su acción al ser llamado por una voz bastante conocida.

–¡Jae!– al voltear miró a su mejor amigo yendo hacia él con una sonrisa

–¿Qué pasa?– antes de que terminara por preguntar, fue tomado del brazo por su sonriente amigo llevándolo hasta aquella bola de alumnos —especialmente chicas— que gritaban e incluso llegaban a aplaudir con euforia ¿algún idol estaba visitando la escuela o cuál era el motivo de tanta emoción?. Curioso ahora más que nunca, comenzó a escabullirse entre aquel tumulto recibiendo algunos codazos a cambio, sin embargo, al final consiguió llegar casi hasta enfrente dándose cuenta qué tal esfuerzo no había sido en vano, pues ahora todo su ser se encontraba cautivado ante aquel espectáculo, un chico se encontraba bailando, era algo distinto a cualquier bailarín promedio del colegio, este se movía con gracia, sus pasos estaban libres de cualquier error y se movía al ritmo de la música de una forma tan impresionante y única, pero ¿de dónde salió? ¿Qué hacía en esta escuela? Habían tantas preguntas que necesitaba que fueran respondidas, mas lo que le interesaba por sobre cualquier cosa era si aquel chico estaba interesado en enseñarle un poco.

–¿Ya lo viste? Baila increíble y además es muy guapo– llegó a escuchar el comentario de una chica cerca suyo quien sonaba tan emocionada como el resto del alumnado, aplaudiendo constantemente.

–Sí, escuché que se inscribió apenas hoy, tuvo problemas en su antiguo colegio y por eso terminó aquí. Su nombre era... ¡ah si! Creo que era Park Jin... ¡JinYoung!- ambas sonrieron viendo aún a aquel asombroso muchacho.

Casi muere pero aún así, Youngjae logró llegar hasta enfrente de todos, mala suerte, justo cuando llegó no pasaron ni tres minutos cuando el pelinegro terminó de bailar, a pesar de eso, por lo poco que vio quedó hipnotizado ¡si! Definitivamente había encontrado al maestro perfecto.

Todo mundo comenzó a moverse hacia todas direcciones y el castaño terminó perdiendo a su maestro estrella pero luego de observar todo su alrededor lo encontró como a 10 metros, no perdería esta oportunidad, sin más, salió corriendo para alcanzarlo y aunque le faltara el aire logró llegar hasta él.

-Ho-hola- hizo una pequeña reverencia mientras trataba de regular su respiración.

-¿Quién eres y qué quieres?- contestó sin ganas haciendo que Youngjae frunciera el ceño pero luego sonrió un poco forzado.

-Bueno, soy Choi YoungJae, y quería decirte que, bueno...- comenzó a jugar con sus manos y cuando alzó la mirada el mayor ya se estaba yendo "que irritante" pensó con cierta molestia, pero no se rendiría así de fácil y volvió hasta él.

-¡Oye!- tocó su hombro, este volteó a verlo notándose fastidiado.

-¿Qué quieres?- usó un tono molesto haciendo reír a YoungJae.

-Bueno...- tomó su brazo para evitar que volviera a irse -bailas muy bien- sonrió -y bueno, yo estoy aprendiendo a bailar pero la verdad soy pésimo- se encogió de hombros manteniendo aquella sonrisa -pues quería decirte que si puedes enseñarme aunque sea un poco.

Obsession (2YOUNG/NiorJae) [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora